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Música

​Hablamos con Toy Selectah sobre los universos dentro de los remixes

Toy Selectah y todas sus dimensiones de desmadre incontrolable.
Gio Franzoni

Después de haber recorrido parte de Latinoamérica y Estados Unidos con la presentación de su nuevo material, Compass, un disco que grabó junto con Camilo Lara y 50 colaboraciones más de artistas alrededor del mundo, Toy Selectah regresó al país para hacer que varios switchs cerebrales dentro del Festival Siguiente Escena estallaran. Este festival anual dentro de la ciudad de Querétaro tiene como propósito armar una fiesta cultural de 3 días en espacios públicos.

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Este año, para cerrar su séptima edición decidieron convocar al rey del sonidero nacional para que se adueñara de las tornamesas. El resultado fueron dosis extremas de adrenalina. La Plaza de Armas de la ciudad tembló como nunca. Las cumbias electrónicas de Toy acompañadas por las rimas de Serko Fu fueron generando poco a poco una dimensión de desmadre incontrolable. La gente sufrió ataques buenos de epilepsia y el sello de fiesta inmortal que trae pegado Toy lo elevó a niveles altos. A mí se me astillaron los huesos y, seguramente, hubo varios hombros dislocado.

Antes de que Toy subiera al escenario a rompernos la madre, tuve la oportunidad de platicar con él sobre Compass, acordeones, el SWSX y el Uber más caro de su vida. Mientras leen esto, dense una probada de su nuevo material y vean una guía visual del desmadre que armó en Queretáro.

Después de haber recorrido parte de Latinoamérica y Estados Unidos con la presentación de su nuevo material, Compass, un disco que grabó junto con Camilo Lara y 50 colaboraciones más de artistas alrededor del mundo, Toy Selectah regresó al país para hacer que varios switchs cerebrales dentro del Festival Siguiente Escena estallaran. Este festival anual dentro de la ciudad de Querétaro tiene como propósito armar una fiesta cultural de 3 días en espacios públicos.

Este año, para cerrar su séptima edición decidieron convocar al rey del sonidero nacional para que se adueñara de las tornamesas. El resultado fueron dosis extremas de adrenalina. La Plaza de Armas de la ciudad tembló como nunca. Las cumbias electrónicas de Toy acompañadas por las rimas de Serko Fu fueron generando poco a poco una dimensión de desmadre incontrolable. La gente sufrió ataques buenos de epilepsia y el sello de fiesta inmortal que trae pegado Toy lo elevó a niveles altos. A mí se me astillaron los huesos y, seguramente, hubo varios hombros dislocado.

Antes de que Toy subiera al escenario a rompernos la madre, tuve la oportunidad de platicar con él sobre Compass, acordeones, el SWSX y el Uber más caro de su vida. Mientras leen esto, dense una probada de su nuevo material y vean una guía visual del desmadre que armó en Queretáro.

Acabas de regresar de Austin y estrenaste nuevo material ¿qué tal va eso y qué hay de nuevo desde tu regreso Toy?

Pues ahora hemos estado en varios festivales presentando Compass. Este proyecto yo lo armé junto con Camilo Lara y el Instituto Mexicano del Sonido. Lo debutamos en Bogotá, Colombia y de ahí nos fuimos al Vive y luego al SWSX y acabamos de regresar del Cumbre Tajín, la verdad es que nos ha ido muy bien. Estamos muy contentos porque la respuesta de la gente ha sido increíble.

¿Qué es lo que hace la diferencia entre Compass y tus demás materiales?

La piedra angular de Compass es que es música hecha por y para nosotros. A diferencia de otros materiales que se han hecho para los demás, este tiene un tono diferente, algo mucho más orientado a lo que queríamos nosotros comunicar de cierta forma. Yo desde chamaquito me di cuenta en Monterrey que había dos cosas: que la música norteña y la cumbia colombiana estaba echa principalmente por el acordeón. Esas ganas de descontextualizar el sonido del acordeón siempre me ha gustado y también a Camilo, él siempre ha sido un habido investigador no solo en la cumbia si no en la música también tropical de la ciudad de México y justo ese es el sello de diferencia en Compass.

Hiciste el cover para la película de presunto culpable, ¿cómo fue el proceso creativo?

Básicamente la intención era que el resultado musical de Toño fuera claro y conciso en el sentido de generar buen hip hop. A pesar que fue un tema de producción para mí fue una experiencia increíble. Presunto Culpable es un documental bastante importante para la historia de nuestro país. No sé si Toño siga rapeando pero fue interesante verlo como después de haber pasado por un proceso tan doloroso pudo trabajar con nosotros en el estudio para hacer rap de manera mucho más producida.

Siempre estás buscando nuevas propuestas, como 3BALLMTY, ¿hay alguna propuesta de música electrónica actual que puedas recomendarnos?

Creo que ahora con el internet es fácil encontrar muy buenas propuestas. El caso de Bruno Rodríguez, por ejemplo. En la actualidad son chavos como estos los que rigen muchas de las cosas dentro de la música electrónica comercial. También, por otro lado, Centavrvs, que creo traen mucha carnita y tienen mucho que dar.

¿Qué necesita tener una canción para que decidas utilizarla en un remix?

Tiene que gustarme. El hecho de hacer un remix es descontextualizar un track para después hacer que funcione dentro de mis propuestas, es decir, cuando descubro una canción que tiene una buena melodía, una buena estructura y en general es fabulosa, me gusta meterme en su universo. Eso significa buscar la forma de que pueda entrar en la pista de baile que me gusta proponer. Me pasó con la música de J Balvin hace como tres años, antes de que ese chamaco fuera famoso como lo es ahora, yo escuché su trabajo y sentí la necesidad de meterlo dentro de mi universo. Hay mucho remixes que la gente no conoce porque los hago solo para mí o me sirven como tools para la fiesta. Muchas veces los guardo para momentos específicos y los uso para generar ciertos ambientes.

¿Cuál es tu sensación favorita arriba del escenario?

Ver a la gente bailar. Al final del día mi trabajo es entretener, pero me gusta darle un toque diferente, ponerle cosas a la gente que no se esperaba. Hacer que la gente se active sin que sepan exactamente en qué momento empezaron a bailar.

Trabajaste con Mad Decent, un sello internacional, ¿cambió tu perspectiva sobre la forma de hacer música? ¿Cómo ha sido trabajar de cerca con Diplo?

Yo creo que más bien a ellos les cambió la perspectiva. Hoy por hoy Diplo es una figura muy importante. Yo soy su amigo desde hace 10 años, y los dos hemos ido creciendo bastante. Yo creo que eso se debe a que entendimos muy bien nuestra chamba y así logramos descentralizar. Entendimos que la crema iba a estar en la periferia y no en los centros de poder de siempre, como Europa y Estados Unidos. La frescura está en Buenos Aires, en México, en la India, en Jamaica, no solamente en Nueva York. Lo más cabrón de todo es que son 10 años continuos de trabajo y durante ese tiempo hemos logrado hacer muchas cosas. Conocernos para los dos fue un momento clave que nos ha permitido ir desarrollando varias propuestas a lo largo de estos años.

¿Alguna buena o mala anécdota de peda en el SWSX?

Para mí no hubo peda en realidad. El SWSX es una convención para profesionales de la música en donde cada vez y cada año se han ido sumando mucha diversidad de talentos. Es muy loco lo que sucede allá. Una anécdota es que el show que teníamos con Bomba Estéreo e Intocable, uno de los que más esperábamos de allá, se canceló. Íbamos a tocar en una plaza publica y estaba lloviendo, y todo se volvió muy complicado. Al final no se armó. Pero, pensándolo bien, la peor anécdota de SWSX fue un pinche Uber de 85 dólares.

¿Cuál ha sido el peor concierto al que has ido en tu vida?

No sé, alguno en el que haya caminado un chingo. Creo que no hay conciertos malos. El mejor ha sido haber tocado con U2 o ver a Metallica, eso estuvo cabrón.

Acabas de regresar de Austin y estrenaste nuevo material ¿qué tal va eso y qué hay de nuevo desde tu regreso Toy?

Pues ahora hemos estado en varios festivales presentando Compass. Este proyecto yo lo armé junto con Camilo Lara y el Instituto Mexicano del Sonido. Lo debutamos en Bogotá, Colombia y de ahí nos fuimos al Vive y luego al SWSX y acabamos de regresar del Cumbre Tajín, la verdad es que nos ha ido muy bien. Estamos muy contentos porque la respuesta de la gente ha sido increíble.

¿Qué es lo que hace la diferencia entre Compass y tus demás materiales?

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La piedra angular de Compass es que es música hecha por y para nosotros. A diferencia de otros materiales que se han hecho para los demás, este tiene un tono diferente, algo mucho más orientado a lo que queríamos nosotros comunicar de cierta forma. Yo desde chamaquito me di cuenta en Monterrey que había dos cosas: que la música norteña y la cumbia colombiana estaba echa principalmente por el acordeón. Esas ganas de descontextualizar el sonido del acordeón siempre me ha gustado y también a Camilo, él siempre ha sido un habido investigador no solo en la cumbia si no en la música también tropical de la ciudad de México y justo ese es el sello de diferencia en Compass.

Hiciste el cover para la película de presunto culpable, ¿cómo fue el proceso creativo?

Básicamente la intención era que el resultado musical de Toño fuera claro y conciso en el sentido de generar buen hip hop. A pesar que fue un tema de producción para mí fue una experiencia increíble. Presunto Culpable es un documental bastante importante para la historia de nuestro país. No sé si Toño siga rapeando pero fue interesante verlo como después de haber pasado por un proceso tan doloroso pudo trabajar con nosotros en el estudio para hacer rap de manera mucho más producida.

Siempre estás buscando nuevas propuestas, como 3BALLMTY, ¿hay alguna propuesta de música electrónica actual que puedas recomendarnos?

Creo que ahora con el internet es fácil encontrar muy buenas propuestas. El caso de Bruno Rodríguez, por ejemplo. En la actualidad son chavos como estos los que rigen muchas de las cosas dentro de la música electrónica comercial. También, por otro lado, Centavrvs, que creo traen mucha carnita y tienen mucho que dar.

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¿Qué necesita tener una canción para que decidas utilizarla en un remix?

Tiene que gustarme. El hecho de hacer un remix es descontextualizar un track para después hacer que funcione dentro de mis propuestas, es decir, cuando descubro una canción que tiene una buena melodía, una buena estructura y en general es fabulosa, me gusta meterme en su universo. Eso significa buscar la forma de que pueda entrar en la pista de baile que me gusta proponer. Me pasó con la música de J Balvin hace como tres años, antes de que ese chamaco fuera famoso como lo es ahora, yo escuché su trabajo y sentí la necesidad de meterlo dentro de mi universo. Hay mucho remixes que la gente no conoce porque los hago solo para mí o me sirven como tools para la fiesta. Muchas veces los guardo para momentos específicos y los uso para generar ciertos ambientes.

¿Cuál es tu sensación favorita arriba del escenario?

Ver a la gente bailar. Al final del día mi trabajo es entretener, pero me gusta darle un toque diferente, ponerle cosas a la gente que no se esperaba. Hacer que la gente se active sin que sepan exactamente en qué momento empezaron a bailar.

Trabajaste con Mad Decent, un sello internacional, ¿cambió tu perspectiva sobre la forma de hacer música? ¿Cómo ha sido trabajar de cerca con Diplo?

Yo creo que más bien a ellos les cambió la perspectiva. Hoy por hoy Diplo es una figura muy importante. Yo soy su amigo desde hace 10 años, y los dos hemos ido creciendo bastante. Yo creo que eso se debe a que entendimos muy bien nuestra chamba y así logramos descentralizar. Entendimos que la crema iba a estar en la periferia y no en los centros de poder de siempre, como Europa y Estados Unidos. La frescura está en Buenos Aires, en México, en la India, en Jamaica, no solamente en Nueva York. Lo más cabrón de todo es que son 10 años continuos de trabajo y durante ese tiempo hemos logrado hacer muchas cosas. Conocernos para los dos fue un momento clave que nos ha permitido ir desarrollando varias propuestas a lo largo de estos años.

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¿Alguna buena o mala anécdota de peda en el SWSX?

Para mí no hubo peda en realidad. El SWSX es una convención para profesionales de la música en donde cada vez y cada año se han ido sumando mucha diversidad de talentos. Es muy loco lo que sucede allá. Una anécdota es que el show que teníamos con Bomba Estéreo e Intocable, uno de los que más esperábamos de allá, se canceló. Íbamos a tocar en una plaza publica y estaba lloviendo, y todo se volvió muy complicado. Al final no se armó. Pero, pensándolo bien, la peor anécdota de SWSX fue un pinche Uber de 85 dólares.

¿Cuál ha sido el peor concierto al que has ido en tu vida?

No sé, alguno en el que haya caminado un chingo. Creo que no hay conciertos malos. El mejor ha sido haber tocado con U2 o ver a Metallica, eso estuvo cabrón.