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Tecnología

Una historia del láser en la música electrónica

De fiestas disco en los 70s al carnaval de luces de Daft Punk en Coachella 2006.
Nikos Koutoulas/Flickr

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Este artículo se publicó originalmente en THUMP EUA.

"La iluminación es para las discotecas lo que el amor para el matrimonio, como el tonic es al gin, como la música es al baile", escribió el editor de Billboard, Radcliffe Joe en The Business of Disco, una guía para los dueños de clubes publicada en 1980'. "Una disco no sería lo mismo sin ella". Una afirmación que aplica tanto a las discotecas tanto como a toda la música para clubes. Aunque los espectáculos de luces proliferaron durante la era disco de los 70s, la historia de los láser y la música dance va mucho más atrás.

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Como acrónimo de "Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation" (amplificación de luz por emisión estimulada de radiación), el láser ha sido de uso comercial por décadas; comenzando en los 60s, la tecnología ha sido utilizada para cortar acero y diamantes, así como para micro cirugías. A inicios de los 70s, los DJs pioneros, Nicky Siano, Grandmaster Flowers y Pete "DJ" Jones, así como sus sucesores de finales de los 70s, Larry Levan y Tee Scott, fueron llevando sus propias luces láser a las fiestas que realizaban en hoteles y otros clubes de la ciudad de Nueva York. Siano ayudó a inventar las mezclas del dance moderno a inicios de los 70s, mientras Flowers y Jones son un par de leyendas que ayudaron a pavimentar el camino para el hip hop. "Crearon técnicas y estilos que la gente usa actualmente", me cuenta el DJ y productor veterano de Nueva York, Boyd Jarvis, en una entrevista del 2012, refiriéndose a los primitivos shows de luces que crearon para acompañar sus sets.

Pero el rayo de luz ocasional que iluminaba la pista de baile con una colorida luz a través de una bola disco giratoria era nada comparada con la forma en que los láser se infiltraron al rock al mismo tiempo. El 19 de noviembre de 1973, el observatorio Griffith Park de Los Ángeles fue anfitrión del debut de Laserium, la primera velada de imágenes láser colocada junto a un soundtrack de música grabada. Fundada por el ingeniero Ivan Dryer en Van Nuys, Laserium tuvo tanto éxito que la noche final de su residencia de un mes, llegó un público de casi el doble al de la capacidad del observatorio.

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En una era en que la tecnología digital parecía prácticamente de Marte, los espectáculos de Laserium presentaban algo definitivamente de la era espacial: rayos coloridos de gran poder que creaban parpadeantes imágenes en 3D a color en tiempo real, todo acompañado de música. "Laserium es la definición de un espectáculo de láser", comenta Jon Robertson, el director creativo asociado de Laserium. "Los láser son el show; no son parte del show". Esa primera edición en el observatorio Griffith Park puso el escenario para mucho más: "otros planetarios vinieron y dijeron, 'nos gustaría hacer algo de dinero en la noche también'", le contó Dryer a Spin. (La página de la compañía, "Inside Laserium", que muestra el negocio aún activo, presenta una útil visión de los aspectos técnicos del láser).

Aunque su primer programa fue una mezcla de música clásica como "Fanfare for the Common Man" de Aaron Copland, el rock progresivo de artistas como el supergrupo inglés, Emerson, Lake & Palmer, y las grabaciones de puro sintetizador hicieron que la compañía de Dryer pronto se relacionara de forma cercana con el rock clásico épico a nivel que podías perdonar a una persona por pensar que nombres como "Laser Zeppelin" y "Laser Floyd"—como se le llamaba a los devotos de esos grupos que gustaban de Laserium—fueran nombres de bandas reales. Coincidentemente, la portada de Dark Side of the Moon, publicado el mismo año que el debut de Laserium, incluso incluye un láser refractándose en un arco iris..

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Aunque las imágenes podían ser cursis (durante un show de Laserium de Dark Side, podías ver máquinas registradores durante la canción "Money"), un entorno en donde los participantes eran motivados a estrecharse en sus espaldas y recostarse, llevó de forma natural a otras formas de relajación. "Era un lugar para simplemente ir y drogarte", contó a Spin Adam Schlesinger de Fountains of Wayne. En 1999, su banda publicó la canción "Laser Show", donde Schlesinger canta, "ellos vienen de Bridgeport, Westport, Darien / directo al planetario Hayden / viajaremos al espacio con nuestras canciones favoritas / iremos directo al lado oscuro de la luna".

Las grandes bandas de rock pronto estarían usando láser también. "Laserium hizo a Alice Cooper y Tangerine Dream en los 70s", comenta Robertson. En 1975, el manager de producción de The Who, John Wolff, obtuvo un rayo de argon de cuatro watts Spectra-Physics que había visto que Led Zeppelin usaba, manteniendo una manguera de jardín cerca en caso de que un láser incendiara accidentalmente algo. "Cubrió el láser con una clase de cartulina y, durante la parte dramática de la banda: "See Me, Feel Me", lentamente lo quitaba para revelar "un techo de luz", escribe Steve Knopper en el Washington Post. Knopper cita a Wolff: "Cuando Pete [Townshend, el guitarrista] vio los rayos láser saliendo, realmente tiró un acorde y me miró… la audiencia se volvió loca, brincaban tratando de agarrar los rayos".

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Foto vía Gary Ullah

A pesar de que bandas como U2 y Nirvana también tendrían su toque de Laserium en los 90s—específicamente, en la forma de cabalgada titulada "The Lollapalaser Experience"—los láser en el rock siguen siendo fuertemente identificados con los 70s. Los láser en clubes; sin embargo, fueron raros durante esa década. Puedes ver por qué en el jardín de John Wolff o en el hecho de que This Business of Disco sólo dedica tres páginas a los láser—y no en el capítulo sobre la iluminación del club, sino en el de seguridad dentro del club.

Los rayos láser, después de todo, fueron recursos más agudos que cualquier iluminación en el club de alto poder; recuerda, "radiación" es parte del nombre. Un láser mal utilizado, escribe Radcliffe Joe, "puede resultar en daño irreversible en la retina". Además agrega: "un láser de alta intensidad está definido como un excedente de 10/100th de watts en potencia. Los láser que exceden esto deben […] ser dispersados por prismas y otros dispositivos ópticos en los que se le permita a la luz viajar a los espacios abiertos de una discoteca".

Más que eso, el gobierno federal de los Estados Unidos impuso fuertes restricciones en el uso del láser, demandando "el visto bueno de las autoridades de radiología y las autoridades locales andes de que puedan comenzar a instalar un equipo para un espectáculo", escribe Joe. "Nuestros controles son del interés público y son muy rigurosos", le comentó a Joe un oficial del Oficina de Higiene de las Radiaciones, un departamento de la FDA. A partir de 1979, el fallo en el cumplimiento puede significar multas de hasta $1,000 dólares y el retiro del equipo que no cumpla con el código. (Las leyes son similares en Reino Unido).

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El equipo era suficientemente cara por si solo: entre $10,000 y $75,000 dólares por láser. (Triplica eso precios para saber cuánto cuestan hoy). No es de extrañar que sólo el 7% de los clubes en Estados Unidos tuvieran rayos láser a finales de los 70s.

A inicios de los 80s, siguiendo el liderazgo de puntos nocturnos en Nueva York como Mudd Club y Danceteria, un número de sitios cambió de discotecas de tiempo completo a mostrar tanto bandas como DJs, a veces en la misma noche; un acrónimo de esa era para actos como Duran Duran y Culture Club fue DOR, "disco-oriented rock" (rock orientado a las discos). Uno de esos lugares fue el Palace en Hollywood, un teatro de jazz de época que había cerrado a inicios de los 70s. Parte de su resurgimiento en los 80s—en los que se convirtió en un club de espectáculos para la primera oleada de estrellas británicas de MTV, como Duran Duran, Culture Club y Eurythmics—fue por la adición de lo que un fan llamó "una clase de novela y diversión con un show de luces láser que proyectaban imágenes animadas que se movían en sincronía con la música pulsante" sobre la pantalla de cine que quedaba en el lugar.

"La iluminación es para las discotecas lo que el amor para el matrimonio, como el tonic es al gin, como la música es al baile.—Radcliffe Joe, autor de This Business of Disco

Palace continúo actualizando su espectáculo de rayos láser a lo largo de los años. Para el 2002, Live Sound International reportó que su iteración más reciente incluía "un sistema a color de rayos láser de 10 watts de una mezcla de Argon y Krypton", así como "un cristal NEOS Color que provee mil millones de colores". Repito: mil millones.

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Aunque los láser no estuvieron de moda por mucho en los 80s, tuvieron una una ocupada década de todas formas, gracias al disco compacto. De cinco pulgadas de diámetro, aluminio y reproducidos por un láser en un espacio cerrado, los discos compactos debutaron en Japón en 1982 y fueron formalmente introducidos al mercado de los Estados Unidos en 1984. Un CD costaba el doble que un vinilo, y tenía una capacidad de 80 minutos—el doble de largo que un LP por ambos lados. El negocio de los discos puso su tecnología en este formato, pasando las próximas dos décadas juntando más dinero que nunca mientras los LP se fueron volviendo obsoletos.

Pero los láser por si mismos ganaron un montón de tracción al final de la década, gracias a la temprana escena rave de Reino Unido. Los láser fueron un elemento clave de las primeras fiestas en Londres: Spectrum de Paul Oakenfold, la cual comenzó en abril de 1988, siguió lo fundamental de Shoom—donde Danny Rampling había iniciado la locura "acid house" de Reino Unido un diciembre atrás—y llegó incluso más lejos al llegar a las baratijas, con los láser siendo clave entre ellos. La rapidez con la que creció el acid house fue remarcable: en un año, el evento alimentado por MDMA de Shoom se había transformado de 500 personas (el tamaño del gimnasio donde Rampling realizaba la fiesta) a mega fiestas de 15,000. No es coincidencia, eso significaba más dinero para comprar rayos láser, lo que se convirtió en parte crucial de la atmósfera de carnaval que rodeaba a los mega raves que pronto se comenzaron a esparcir y fue la herramienta perfecta de última generación ideal para elevar una vieja era a un futuro de ciencia ficción.

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Foto vía Beatnik Photos

Una gigantesca fiesta, el primer Energy en Londres el 27 de mayo de 1989, que reunió a 5,000 personas en los Westway Film Studios en Shepherd's Bush, presentó una engalanada instalación de luces láser en uno de los cuartos temáticos: "Literalmente tenía un templo romano a mitad de él, con un enorme prisma y un láser disparando justo a la mitad en todas direcciones", le comentó DJ Jazzy M al escritor Sean Bidder en su libro del 2001 Pump Up the Volume. "Recuerdo tocar dos copias de 'Strings of Life' y animar al público, tocándolo, dejándolo entrar y salir, repitiendo el inicio del track de nuevo y de nuevo y de nuevo, hasta que finalmente lo solté hacía su mejor parte, lo cual volvió a la gente loca".

Los láser fueron análogos visuales a las intensas sirenas que engalanaban los primeros tracks de house como "Can You Party" de Todd Terry. De hecho, la policía británica que casaba los primeros raves tuvo dudas de usar sus sirenas de escuadron porque "los locos asistentes comenzaban a saltar de arriba a abajo gritando 'Can You Feel It?'", reportó Matthew Collin en Altered State.

Cuando los raves cruzaron a los estados unidos, Laserium naturalmente se involucró: el 7 de septiembre de 1990, diecisiete años tras el debut en el observatorio, la venerable compañía levantaría una instalación de Stranger Than Fiction en el auditorio Shrine de Los Ángeles, el cual presentaba a los neoyorquinos Frankie Bones y Vandal (aka Peter y Vanessa Daou) y a los londinenses Baby Ford y Trevor Fung. En una era donde la mayoría de los raves se titulaban "underground", el espectáculo era fuertemente promocionado, en lugar de depender de los rumores de la gente, y tomaba lugar en un club bien establecido en lugar de una vieja bodega—convirtiéndola en una de las fiestas más visible de esa era en Los Ángeles.

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Los láser, de hecho, fueron gran parte de lo que definió a un rave. Lo chicos en los raves jugaban con los láser, bailaban alrededor de ellos, especialmente si estaban bajo la influencia de una sustancia. "[Los rayos láser] pueden proyectarse en los espejos, lo cual crea una imagen 3D en el cuarto", explicó el técnico Neil Robertson de Montreal en Globe and Mail en 1993. "Los espejos son realmente pequeños, quizá de cinco pulgadas, y pueden ser usados para crear la imagen de, digamos, una pirámide". El reportero se maravillaba sobre cómo, en el club de Montreal, Place Newman, "los láser son usados para crear falsos túneles y superficies". "Un techo de luminosas barras verdes se dispara desde el escenario, justo sobre las cabezas de los bailarines", escribió. "Entonces, la superficie plana pareciera contraerse, transformándose en una verde rueda giratoria".

Actualmente, prácticamente cualquier club en cualquier esquina del mundo tiene alguna clase de láser.—Jon Robertson, director creativo asociado de Laserium.

Los rayos láser incluso jugaron un role en la arena del chillout. El ambient, el sonido que musicalizó los cuartos de chillout de los raves con los ritmos de The Orb, Aphex Twin, y Mixmaster Morris, particularmente apelaron a una audiencia que, en décadas anteriores, habían estado siguiendo a Pink Floyd, para posteriormente pasar a la observación de espectáculos láser donde se escuchaban discos completos de Floyd. Para ayudar a anunciar la serie Excursions In Ambience—la cual presentaba artistas como Ultramarine, Spacetime Continuum, Future Sound of London y Aphex Twin—Brian Long, el fundador de Astralwerks Records, realizó una serie de concierto de planetario: "de quince a veinte planetarios a lo largo del país tocarían el disco y harían el espectáculo de planetario", me señala. "Lo haríamos con los promotores locales de raves".

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Una gran razón para que los láser se volvieran ubicuos en los raves, y posteriormente en los clubes, es que los precios de las luces cayeron, justo conforme la escena de dance underground comenzó a levantarse. En 1989, el fabricante de Texas, High End Systems, mostró el Intellabeam, un sistema de luces automatizados que rápidamente se convirtió en un estándar del club, los raves y los conciertos. Para inicios de los 90s, la variedad de luces para rave se levantó. Clark Warner, el antiguo vice presidente de Beatport, me contó en el 2013, "las luces inteligentes estaban apenas comenzando a entrar—no podías sólo tener una luz estroboscópica, tenías que tener Intellabeams o máquinas de humo. Tenías que tener más que sólo lo básico". Para diciembre de 1993, en San Francisco, la renta por una noche de un láser le costaría a un promotor $300 dólares, de acuerdo con una publicación de SF-Raves hecha por un promotor ese mes.

Intellabeams no era exactamente un láser, pero hacían cosas similares, y para la mayoría de los promotores eso era suficiente. "Lo que un par de escáneres láser podría haber creado en efectos—obviamente con un impacto más preciso e intenso—[un Intellabeam] era más barato y fácil de mantener", me cuenta Jon Robertson de Laserium, un purista de los rayos láser de la vieja escuela. "Así que podías poner 10 o 12 de ellos en un club, mucho más que un proyector láser o proyector de fibra".

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Robertson continúa: "El factor sorpresa viene de tener cinco, o seis, o siete u ocho o diez proyectores láser haciendo todos estos efectos de aéreos y de ventilador, haciéndolos entrecruzarse y creando experiencias visuales muy geniales, y variadas. Pero al final, son el mismo efecto. Es como tener toda una banda, o quizá toda una orquesta, con puros guitarristas en ella".

Foto vía David Trawin

Pero un mal uso de un láser aún podía generar problemas. El primer fin de semana de Furthur on Mayday de 1994, con Aphex Twin como headliner, el láser de argon de los promotores fue confundido, generando reportes de OVNI cuando el láser pasó sobre la autopista, me cuenta el promotor del evento original. Sin embargo, un láser o algo mejor era una obligación. Cuando el promotor de conciertos, Gerry Gerrard, reunió el paquete original de Organic '96 que lo ayudó a colarse a la fiebre de la "electrónica" de esa década con artistas que incluían a The Chemical Brothers, The Orb, y Underworld, se aseguró de contratar más de 80 Intellabeams, así como un láser de 70 watts para pirotecnia al aire libre.

De hecho, "los rayos láser" se convirtieron en un insulto asociado con la música de los jovenes, chicos drogadictos, por los viejos DJs de techno y house, que pensaban en su track de euro-rave "Dominator" como "música láser", lo que el techno de Detroit no era. En el libro del 2002, Raw Music Material, el amo del techno de Detroit, Robert Hood, le contó al escritor Walter Hueglithat su trabajo inicial a mediados de los 90s como "un escape del rave y el sonido gabber". "Yo no quería hacer esa cosa intensa a 160 BPM", explicó. "No tengo nada contra ello personalmente, pero vi como toda la escena techno se dirigía en esa dirección […] La música se estaba volviendo muy beligerante, muy rave, como un circulo. Ya sabes, luces, rayos láser, humo, y no la realidad, ninguna clase de comentario social".

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Artistas y DJs han generado cargos similares contra el movimiento EDM—una era que fue canalizada por un espectáculo que combinaba toda clase de truco de luz imaginable, ayudando a traducir la experiencia sensorial de un rave a los fans de los grandes conciertos de rock. Piensa: el carnaval de luces de Daft Punk en Coachella 2006. "Ellos son obviamente revolucionarios", comenta Jon Robertson de Laserium sobre la sorprendente presentación de Daft Punk. "Definitivamente pusieron un nuevo nivel, después lo elevaron y lo redefinieron y destruyeron la envoltura varias veces".

Aún así, no concuerda con lo que eso provocó. Para Robertson, el nuevo material, hecho más barato (y a veces en China), no se comparan con los láser más caros enfriados por agua. La luz no es tan clara; los colores no son tan vibrantes. "Algunas de las más grandes estrellas del EDM comienzan ahí, con los grandes shows—pero hacen las mismas cosas. Hoy en día, prácticamente cada club en cada rincon del mundo tiene alguna clase de láser", comenta sobre los Intellabeams y sus similares.

Foto vía Jörg Weingrill

Sin embargo, no todos los espectáculos láser modernos son baratos. Por ejemplo el Disco Duck, la instalación móvil de $2 millones de dólares que aparece regularmente en Burning Man desde el 2008. En una cuenta de Black Rock City para Dancecult, Graham St. John describió el Disco Duck como "el vehículo de arte y sonido más audaz de playa". El club móvil de tres niveles tiene forma de un pato de bañera amarillo, y viene junto a un autobús de doble piso repleto de champaña. "Después de anochecer, el pato gigante con sus verdes rayos láser en los ojos y su enorme chimenea se concierte en parte integral del mundo nocturno de Burning Man", escribió St. John.

La relación entre los rayos láser y la música dance ha recorrido un largo camino, de DJs que llevan luces rudimentarias al salón de un hotel para ayudar a que la pista de baile se sienta como un Shangri-La. hasta espectáculos multimillonarios en los festivales actuales de EDM. Pero el mayor poder de los rayos láser es su habilidad para conectar el futurismo espacial de la música electrónica dance y el amor por la tecnología con una experiencia visible y tangible.

Toma de ejemplo el Madison Square Garden el 30 de marzo del 2013, el lugar del espectáculo A State Of Trance de Armin van Buuren, que pasó por doce ciudades de todo el mundo ese año. En el clímax, van Buuren se paró junto a los decks, se envolvió—como muchos artistas antes que él—en una bandera estadounidense con las palabras "A State Of Trance" escritas en ella. Y una explosión de coloridos rayos láser refractó su cuerpo mientras disfrutaba de los lujosos brillos de sus CDJs. Él no era sólo una estrella en Estados Unidos, no era sólo una estrella alrededor del mundo—era una estrella en la galaxia. La viveza de la luz láser nos lleva a todos, al menos por un momento o dos, a un lugar similar. ¡Teletranspórtanos Scotty!

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