Memorias del Subsuelo: Mitú

San Basilio de Palenque es un municipio que se encuentra alejado de la Ciudad de Cartagena. Más menos a una hora de distancia. Parte de sus tradiciones aún vigentes, aparte de su lenguaje (actualmente en peligro de extinción), la comida y el baile, son las palanqueras. Mujeres de piel oscura que con vestidos policromáticos típicos de la región, balancean en sus cabezas recipientes llenos de frutas.

Esta región conserva un valor histórico muy importante ya que ahí se encuentran los africanos que escaparon en la época de la Colonia, cuando llegaron barcos llenos de esclavos provenientes de África a América del Sur. Con el paso del tiempo comenzaron a revelarse y a reunirse en las altas montañas, estos sitios llamados "Palenques" es donde se congregaban los negros cimarrones o los rebeldes, cuando lograban escapar de sus dueños.

"La palabra palenque se convirtió en el símbolo de la libertad, ya que toda persona que llegaba a formar parte de un palenque, era automáticamente libre."

Una de sus herencias más importantes, culturalmente hablando, es la música. En especial los cantos vernáculos en lengua palenquera, un idioma criollo que mezcla elementos de la región con el español europeo y algunas características de las lenguas autóctonas del lenguaje africano. Un lenguaje surgido de la necesidad de comunicarse entre esclavos africanos y caciques europeos. También las percusiones tribales, que forman parte de la música africana tradicional, tambores, el bombo, la timba y el bongó, por mencionar algunos.

Franklin Tejedor es un percusionista proveniente de esta región de Colombia, personaje que ponderó sus raíces culturales a niveles contextualmente impensables y del otro lado está Julián, guitarrista y productor de Bomba Estéreo, manipulador de sintetizadores análogos, un obsesivo del sonido y las tonalidades del mismo.

Se conocieron en un festival en el que invitaron por primera vez a Franklin a tocar como músico con Bomba Estéreo y a partir de ahí, después de varios, intentos formarían MITÚ. Un ente moderno con alma vieja y añejada: la unión de dos realidades distintas fluyendo al unísono, uno complementando al otro y el otro complementando al uno.

En estos tiempos llenos de experimentos e híbridos sin límites, gracias en gran medida a la viabilidad de un software de producción y el derrocamiento de los tabúes musicales que antes se tenía en torno a la música de los papás, Mitú se vuelve uno de los proyectos más sólidos, disciplinados, propositivos y mejor logrados en la música electrónica experimental del nuevo continente. El equilibrio perfecto y elegante de la música tribal con la música electrónica hecha de manera análoga.

El primer trabajo que sacaron fue "Potro" a través de Polen Records, uno de los labels más calientes en este momento para lo que se conoce como la nueva movida colombiana.

Este primer material desborda toda la energía acumulada y en él se pueden señalar los contornos de los diferentes géneros que los influyen. Música para bailar, música para vibrar a quien la quiera escuchar.

En su segundo material llamado "Balnear", los contornos se desintegran lentamente dejando una tenue estela a su paso. El sonido es mas puro, mas detallado. Sin duda este estilo me gusta mas, acariciándole los cabellos al pop, aún con la misma energía que en el primer material se derrochaba, aunque en este segundo, está mejor encaminada, mejor pensada..

No conozco el proceso de creación de estos dos genios pero siento el primer material es como un excelso ataque comandado por el menester de concebir, eufórico y atrevido. El segundo, tiene la misma fuerza y valentía pero se detiene a pensar mejor las cosas, a perfeccionarse a sí mismo. Pero eso ustedes lo juzgarán, al tiempo que leen la entrevista que tuve con Julian Salazar, mitad de Mitú.

¿Quién eres?

Soy Julian Salazar, colombiano, 29 años. Empecé en la música a los 10 años con la guitarra, tocando con los amigos del colegio. La guitarra en ese entonces fue lo más tangible que encontré para tocar. Desde entonces es la música es algo a lo que me he dedicado de tiempo completo.

¿Cómo fue tu primer acercamiento a la música electrónica?

Mi primer acercamiento a la música electrónica fue como oyente muy pequeño, fue el primer género que realmente me cautivó, no podía creer la infinidad de timbres que provenían de los parlantes de mi grabadora. Como quería hacer música pero no tenía ni idea de que cosas hacian esos sonidos, elegí la guitarra para tocar, fue entonces que me fui más por la onda del rock. Ya de mayor pude comprarme sintetizadores y efectos y dedicarme mucho más a la electrónica.

¿De qué va tu trabajo?

Estudié ingeniería de sonido, pero no es algo a lo que me dedique. Soy audiofilo eso sí, me gusta llevar los timbres al punto exacto donde los quiero oir. Me he dedicado a ser músico de sesión en algunas ocasiones. Los últimos 7 años he estado tocando la guitarra y las máquinas con Bomba Estéreo, y he sido productor en los últimos dos discos de la banda. Ahora con Mitú he sacado dos discos, y me he dedicado a hacer música de baile a punta de aparatos y cables y mas cables.

¿Por qué la música?

La música tiene la suerte de ser un medio de ida y de retorno. Puedes dar muchas cosas a través de ella, y puedes sacarte muchas cosas también. Eso te limpia, te regenera. A la vez te da muchas cosas, de la gente, los lugares, las sensaciones que llegas a vivir. Eso alimenta, te llena. Es un médium. No podría dedicarme a nada más.

¿En qué andas actualmente y que se viene después?

Ahora mismo estamos girando con el segundo disco de Mitú en Europa, y tenemos planes de ir a varios lugares de América Latina en lo que resta del año. Por otro lado, estamos con Bomba Estereo trabajando en un siguiente disco, en etapa de preproducción. Tambien estoy trabajando con un grupo colombiano, Telebit, produciendo unos de sus temas.

¿Qué se está perdiendo el mundo de la escena colombiana?

Meridian Brothers y Los Pirañas son mis grupos recomendados de la escena Colombiana.

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