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Música

Pagar o no pagarle al DJ nacional, ésa es la cuestión

El momento incómodo.
Fotografía de auroramixer

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Todos los que somos DJs hemos tocado gratis en algún punto de nuestras vidas. De manera voluntaria o involuntaria, nos hemos visto en este escenario, donde cuando uno comienza, lo que quiere es la oportunidad de ser escuchado, o cuando es cumpleaños de un buen amigo, lo haces como un regalo simbólico, pero, ¿qué pasa cuando se trata de ser warm up en algún evento? O la favorita de todos y que ha estado muy de moda, ¿por qué los festivales y clubes no pagan al talento nacional?

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Mucho se ha hablado en redes sociales sobre cómo son varios los festivales que no están dispuestos a pagar un solo peso por el talento nacional. Las razones pueden ser distintas, y desde la perspectiva del promotor, muchas veces están en lo cierto bajo argumentos como: "No me hará vender más boletos dejarlo tocar antes que Tiësto", "Lo hago porque le doy la oportunidad de que se presente, que lo agradezca", "cualquiera puede mezclar, yo le estoy haciendo un favor", "no es nadie, ni que fuera internacional como para que le tenga que pagar", "yo jamás tengo por qué pagarle a alguien de este país, no lo merecen". La lista de razones puede ser interminable y totalmente aceptable, pero, ¿por qué digo que es aceptable? Porque no es culpa del promotor que tenga esos pensamientos, mismos que se han desencadenado a raíz de una serie de falsos protagonistas que han orillado a este raciocinio.

El intruso en escena

Un censo muy amateur que hizo el sitio, DJ Rankings, existen actualmente más de un millón de DJs en el mundo. Imagínense, eso es más que la población de muchas ciudades (podríamos hacer la nuestra, llena de clubes, en vez de casas) y cada año, aparecen más de 20 mil nuevos curiosos en la escena. Comparar esto contra los famosos 100 que hace la DJ Mag, o el top alterno, que genera Resident Advisor, donde permea más la legitimidad más que la popularidad (que también influye mucho), nos dice que en realidad son muy pocos los DJs que mueven al mundo. Aunque la listas revelen la existencia de 1000 DJs muy buenos, seguiría siendo una cifra muy baja a comparación de la cantidad de gente que se dice ser tornamesista.

De todos estos DJs, muchos nacen y otros se hacen. Todos conocemos a gente que es muy virtuosa y ávida por lo que está haciendo, la pasión la traen por dentro y lo demuestran en cada sesión. Este personaje puede ser cualquiera de los que ustedes consideren como su DJ favorito, porque es el que causa un algo dentro de ti. Esa veracidad es comprobable con la emoción que te hacen sentir y aunque muchas veces, no sea el mismo DJ que está tocando, el dueño de la canción que está sonando en las bocinas, el buen ambiente es medible porque se comprueba con la sonrisa de la gente, los famosos, "brazos al aire", los corazones que hacen con las manos, los pasos de baile duros, firmes, llenos de energía que libera. Cuando esto sucede, la gente regresa a sus casas y recordará la gran noche que tuvieron en ese festival, o en ese club. La magia del conductor en la cabina, es única, y todos la hemos experimentado en algún momento.

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La generación de DJs expertos en marketing y social media

Existen individuos que más que apasionados, son necios y mañosos. Estos personajes se disfrazan de DJ porque es conveniente serlo, al final, al ver la vida que tienen artistas como Calvin Harris, Tiësto, Martin Garrix, o del lado contrario, Richie Hawtin, Dubfire, Carl Cox, Sasha, Paul van Dyk, todos ellos, al hacer lo que hacen, son muy bien remunerados, a escalas muy diferentes, pero es muchísimo más de lo que pudiera ganar un empleado promedio que se sienta a diario en una oficina. Esto pago fácil e inmediato forma parte de la ferviente necesidad de salir adelante de una vida que no se escoge muchas veces. Para algunos es la forma más fácil de salir adelante y pisar a quien sea necesario, con tal de quedarse con el espacio disponible en alguna noche.

Los promotores están cansados de escuchar recomendaciones del tipo, "mi primo es muy buen DJ, dale chance, te juro lo hará bien", y al dar esa oportunidad, por creer más la palabra del otro, al ver al famoso primo en consola, se dan cuenta que era una estafa, pero al final, ya qué más da, ni le tuvieron que pagar y la gente que entró al evento, o al club, no le interesa muchas veces, porque lo que quieren es ver salir al artista internacional en un espectáculo de CO2, luces y sonido en alto volumen.

Esta pasarela de falsos representantes de la escena, no es nueva, ni dejará de existir, porque siempre hay maneras más audaces de verle la cara al cliente, o la gente, para hacerles creer que en verdad, son muy buenos. De hecho, es algo que ha pasado desde hace mucho tiempo donde la moda era tener tu banda y siempre han habido las que dicen ser muy buenas, pero sabemos que no lo son.

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La realidad es, al salir de sus casas, si ustedes preguntan a sus allegados, ¿cuántos DJs mexicanos conoces? Es muy probable que se queden con cara de duda, más que responder algo claro. Si tu familia es de un pasado melómano, es probable que tengan respuesta a tu pregunta, pero es muy raro el padre o madre de familia, que sepa de alguien, mexicano (en este caso), que sea muy famoso como DJ. Hagan el ejercicio.

El talento oculto y subestimado

Ser DJ y Productor resulta algo muy curioso para la gente. Por siglos se ha hecho todo un desarrollo en la cultura de la música en general, donde existe el arte de la composición, la interpretación, afinación de voces, dirección de orquestas, y una gran cantidad de variantes que están dentro de los conservatorios de música. Todos nosotros, hemos tenido un pasado donde de manera básica, se nos ha enseñado la estructura musical, cómo funciona, cuáles son las claves y cómo es que existe todo un lenguaje para ello. Desde hace décadas, esto forma parte de la educación básica en casi todos los países, y hace que entendamos que la música, sí tiene una lógica detrás. Cuando se trata de la música electrónica, pareciera que es algo fuera de este mundo, porque no se nos enseña a apreciarla desde niños, sólo se considera por muchos como algo muy informal y que funciona, porque está hecha para locos.

Vivimos una de las épocas más privilegiadas en cuanto a acceso a la información. Hoy no hay excusas para no conocer más allá lo que uno quiere saber. Querer superar tu conocimiento está al alcance de tu bolsillo, porque cualquier smartphone, es capaz de introducirte a un gran mundo de posibilidades. Los tiempos del, "no sé producir, no sé qué hacer", han quedado en el pasado. YouTube es la plataforma más grande de videos en línea y está atascada de tutoriales para muchísimas cosas, lo cual hace que las posibilidades de aprender a hacer algo sean enormes. Incluso muchos de los famosos DJs tienen sesiones extensas que desde hace años, han estado disponibles para todo el público. Claro que, es mejor la zona del confort y no aprender a hacer más de lo que el día nos rinde.

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La facilidad con la que uno puede acceder a tener un controlador es de lo más fácil hoy. Antes, los jóvenes querían aprender a tocar la guitarra, hoy, muchos lo siguen queriendo, pero hay otro tanto que lo que quiere es aprender a mezclar y sentirse en Tomorrowland. Aunque es muy válido este sueño para quienes en verdad lo persiguen, la realidad es que muchos lo hacen por el hype y la moda que corresponde a la década. Las marcas han hecho que cualquiera pueda hacerlo, y más en una época en la que los smartphones o tabletas nos permiten simular este oficio con tan sólo una app que utilice la música de tu dispositivo. Juro que todos los fines de semana conozco a un experto software que me dice, "oye, ya puedo hacerle como tú, mira", mientras con su brazo hace un movimiento de scratch. La triste verdad.

Esto ha hecho que los grandes talentos que están gestándose en el país no sean tomados en serio, porque a pesar de que pasan horas en el estudio mientras intentan hacer lo mejor posible, la sencillez y desprecio con el que se ve a alguien hacerla de DJ, hace que sea subestimado el talento que hay en la mente de estos artistas.

La otra cara del vinyl

El ideal que todos han buscado, desde hace más de diez años, es que al talento nacional se le trate igual que al internacional. Tal vez a un DJ que hace warm up no tiene por qué pagársele 10 mil dólares por la fecha, pero ni siquiera le pagan 10 mil pesos, y el promotor, muchas veces prefiere darle como solución, que pueda invitar a sus amigos y tomar algunos tragos sin precio alguno. Algunos aceptan esto, pero muchos otros, los que en verdad aman el arte, nos sentimos denigrados y muy subestimados. Es un tema que pega en el orgullo, el corazón y genera mucha impotencia, misma, que muchos han traducido en una enorme violencia verbal en la escena. Los dimes y diretes que hay entre DJs en la escena nacional, son interminables, porque no hay un punto medio, al saber que existen DJs que logran cobrar 30 mil pesos la noche, mientras hay verdaderos genios en el estudio que no reciben un solo peso por su talento.

La solución tampoco es que entonces invirtamos los papeles, porque a pesar de que hay DJs que no producen nada, existen los que son muy buenos como ambientadores de fiesta, quienes se vuelven el verdadero corazón de un evento y logran que la gente tenga una gran noche. No es requisito que se cumplan las dos partes, pero sí es inadmisible que se intente usurpar un trabajo que se hace por la fama y el dinero. Para ello, es importante que la escena por completo haga un frente común hacia cómo transmitir el verdadero arte del ser DJ hacia el público. Está en nosotros enseñarle a la gente que nuestro trabajo debe ser igual de bien visto que el de un doctor, abogado o arquitecto, porque supongo que el promotor no va al hospital y le paga con boletos la operación. Muestra de ello, es este video donde un señor va a diferentes lugares a pedirles trabajo gratis para ver si después les pagaría:

En pocas palabras: el trabajo cuesta. Al menos que se trate de una fundación que lo necesite. Y por favor, dejen de aceptar al amigo del amigo, que NO es DJ, sólo es un títere.