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Música

Productores de por acá: Villa Diamante

Hablamos con este argentino que lleva más de diez años en ZZK Records mezclando sonidos bastardos mediante el mashup.

Te dicen mashups y si estás en el hemisferio norte piensas en Diplo y si estás en el hemisferio sur en Villa Diamante. Es algo instantáneo que no puedes controlar porque ya está instalado en el inconsciente colectivo.

(El mashup, si no lo sabes, es ese pop bastardo que funciona como una suerte de collage donde todos los géneros comparten espacio: desde el chamamé al minimal techno.)

Hace una porra de años, en rigor el 2006, dos  DJs argentinos (Villa Diamante y Nim) más un promotor estadounidense radicado en Buenos Aires (Grant Dull) se dieron cuenta que la música de productores independientes que se tocaba en las fiestas "Zizek" (organizadas por ellos) debía tener una bajada al vinilo. Así nació ZZK Records y el primer compilado de cumbia digital.

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Contacté a Villa Diamante —Diego Bulacio en la acta de nacimiento— para conversar acerca de estos diez años de Zizek y también para conocer cuáles son los nuevos productores y grupos que comienzan a comerse el mundo desde los bordes, cada vez más delgados, de la EDM.

THUMP: ¿Qué te motivó a realizar las fiestas Zizek?

Villa Diamante: El 2004, después que se había incendiado Cromañón —que fue un club de Buenos Aires donde una noche se prendió fuego y murió mucha gente—, se hicieron un montón de leyes que prohibían bailar: ibas a un bar y había carteles que decían 'prohibido bailar'. Para hacerlo tenías que ir a lugares clausurados. Era una situación complicada del país a nivel de cultura nocturna. Zizek, entonces, nace como una serie de fiestas en San Telmo que organizamos con Grant y DJ Nim y que duran sólo un mes porque el dueño del club quiso arrendar el lugar para hacer eventos que le dejaban más plata.

En ese lapso, en ese mes, tuvimos repercusión en blogs de acá y de afuera porque había algo interesante en lo que planteamos: una suerte de fiesta freestyle. Una que tenía cumbia, hip-hop, algo del reggaetón más nuevo, y también cosas del folclore y el dubstep. En ese momento los clubs en Buenos Aires no eran así: si eran de techno, bailabas solo techno; si eran de cumbia, bailabas solo cumbia; No cambiaban los estilos. No se animaba a hacer cruces. Yo desde mis mashups podía pegar The Smiths con la cumbia, y estaba todo bien y la gente lo bailaba. El primer mes, Grant se puso a buscar un lugar y surgió Niceto. Nos recibieron con la mejor onda. Se trataba de un club grande —para nosotros— así que nos quedamos trabajando por mucho tiempo.

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¿Y cómo dan el salto de las fiestas al sello?

En las fiestas estaba yo como DJ residente y todo el tiempo habían invitados por semana. Nos pasó que después de un año teníamos a artistas que no iban a ser fichados por ningún sello —Chancha Vía Circuito, Fauna, El Remolón, King Coya— y que hacían cosas que tenían que ver con la cumbia. Un estilo que no estaba bien visto en Buenos Aires en ese momento. Sólo se escuchaban en las bailantas que eran los lugares pensados para la cumbia. Dado esto dijimos: tenemos un montón de artistas buenísimos trabajando esta cumbia digital y paralelo pensamos ¿Cómo hacemos un sello discográfico para reunirlos? El sello, ya que era 2008, había que pensarlo desde internet y por tanto desde las redes sociales. Empezamos a sacar discos y lanzamos el ZZK Sound Vol. 1: cumbia digital y fue una suerte de abanico de lo que pasaba en nuestras fiestas.

Hablar de cumbia digital —me imagino— era una rareza.

Y sí… la verdad es que poca gente la conocía y cuando uno decía cumbia pensaban en la villera o en la santafesina…. el chiste que tenían las fiestas Zizek y el sello, ZZK Records, era que se trataba de cumbias experimentales. Si bien la cumbia es popular, la que editábamos estaba mezclada: Fauna tenía una influencia del drum & bass y el dancehall; Chancha Vía Circuito del ambient-dub; El Remolón del minimal techno… era cumbia, pero procesada. Era una mezcla de la raíz argentina con la música que nos llegaba por internet.

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Era una rareza, sin embargo, hoy en día, el término "cumbia digital" ya está instalado en la cultura. ¿Cuánto tiene que ver ZZK en esto?

Y la realidad es que tiene mucho que ver… pero también Tony Hernández [El Gran Silencio], El Hijo de la Cumbia, gente de Perú y Chile… la verdad es que había mucha gente trabajando en algo parecido. Nosotros le pusimos el nombre pero ni siquiera fue pensado como una marca sino que para describir lo que tenía el disco. Nos pasaba que el ZZK Sound Vol. 1 podía ser cualquier cosa: house, trance, chamamé… entonces nos gustaba la idea de este subtítulo (cumbia digital). Siento que hicimos un estilo muy abierto: cumbia es una cosa, pero digital son muchísimas cosas.

¿Y qué recuerdos tienes de la gestión del ZZK Sound Vol. 1?

Fue muy lindo… fue pensar qué temas de cada artista que tocaba en nuestras fiestas nos flasheaban más. Y así fue que empezamos a pedirle a cada uno temas para ver cuál usar y cuál no. Queríamos representar la idea de fiesta con el disco. Que desde el primer al último tema estuvieras bailando y meneando. Aparecieron un montón de cruces: teníamos a El Remolón remixando a los Dead Menems; temas de Chancha que eran más folclóricos… o más hip-hop como Maestroshao. La idea del disco era muy abierta y de la fiesta también: El Remolón en la tarde producía un tema y en la noche lo pasaba en Zizek. Había mucho de prueba y error. Cuando era curador poníamos shows raros y efectivos en una noche. Había un juego donde la gente aprendía a bailar sonidos nuevos.

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¿Cómo es actualmente la movida clubber en Buenos Aires? 

Hay muchas fiestas. "La mentirosa" tiene a Fauna y a Miss Bolivia. Está también "La mágica" que es cumbiera más clásica, pero que también le da espacio a artista del mundo digital. Existen, además, muchas fiestas en el under que tienen un sonido de global bass, es decir, una suerte de segunda parte de las Zizek que empezaron como un proto-global bass. En Buenos Aires hay muchas fiestas que mezclan el espíritu de la cumbia con lo digital.

¿Es posible hablar de una escena?

Yo creo que sí…  sin querer se aglomeraron un montón de artistas de música alternativa y electrónica en la cual se mezclaba la cumbia. En un punto fuimos albergando a un montón de gente distinta… entonces, sí: se puede hablar de una escena de Zizek en Argentina. Hay un montón de artistas que fueron parte en su momento y también hay nuevas generaciones… o gente que tiene influencias. Por suerte hay mucha creatividad y pasan cosas interesantes.

¿Han pensando en expandir las fiestas a Latinoamérica?

El sello siempre tuvo mucho contacto con productores de otros lugares.  tenemos muy buena onda con Dengue Dengue Dengue! que son de la nueva generación y son de Perú, o con la gente de Zonora Point que es de Chile, también somos muy fans de Helado Negro (Ecuador).  Siempre tuvimos remixes para gente de afuera y mucho contacto con Latinoamérica y el mundo. Siempre hay cosas yendo y viniendo: editamos un epé de Animal Chuki… Por ahora estamos haciendo la gestión para realizar una fiesta en Santiago de Chile. Estará El Remolón y yo como Villa Diamante y un par de productores más.

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Ya llevas más de diez años como DJ y productor ¿Qué te motivó a pasar música como Villa Diamante?

Empecé como DJ el 2004 y en ese tiempo la música de otros lugares que yo escuchaba y que me gustaba bailar no sonaba en la pista de baile. Tenía, a la vez, un montón de música que producía que no pasaban en ningún lado. Al comienzo, recuerdo, mezclaba indy con hip-hop: mezclaba The Smiths con 50 Cent y luego una cumbia con un tema de reggaetón… era un hibrido muy extraño. Pensé que estaba bueno que tal cosa sucediera en la pista de baile y así empecé a pasar música con dos Discman. Mezclaba de la forma más arcaica… yo nunca pensé en ser DJ. Yo estudié cine y letras. Esto se fue dando intuitivamente: me pasó que me llamaron a pasar música al cumpleaños de amigo y luego a otro y luego galerías de arte. Dos años después me llamaron para clubs. Pero estos no tenían la cabeza abierta para pasar esta música.

¿Y qué ocurrió entonces?

Esto después se fue armando… yo estaba desesperado. Era como en esa película "El día de la marmota": todo el tiempo tenía que estar enamorando a la gente. Me miraban como diciendo 'este pibe está loco'. Después, de a poco, los iba encantando y terminaban bailando sin preguntarse lo que sonaba… Y al no ser residente de ningún club, la gente me miraba mal y era como raro… si bien terminaban bailando, tenía que hacer un trabajo de seducción muy intenso. Cuando apareció Zizek fue más fácil porque la gente ya se sabía mi chiste. Sabían que podía pasar cualquier cosa cuando yo pasaba música.

¿Qué significa el mashup para ti?

Es una herramienta. Es como la forma de poder pasar diferentes músicas     que vos capaz que no bailes en la pista de baile. Yo, por culpa de los mashups, puedo hacer que la gente baile folclore, indie rock… por ejemplo el rock argentino en la gente no lo baila. Si pongo un tema de Los Redondos la gente no sé si lo baila… pero cuando ponés un mashup que tiene una base más fuerte, eso se transforma en un punto para poder seducir a la gente y sorprenderla con cosas más nueva. Siempre mi idea es que la gente baile algo que no conoce. Me gusta poder sorprenderlos. Increparlos. Que pasen cosas.