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Música

Manifiesto Raver, una mirada a los orígenes de cultura electrónica

Paz, Amor, Unidad y Respeto.
JoKeRWarez / DeviantArt

Fotografía superior por JoKeRWarez en DeviantArt.

"Nuestro estado emocional es éxtasis, nuestro alimento es el amor, nuestra adicción la tecnología, nuestra religión la música, nuestra opción para el futuro es el conocimiento y para nosotros la política no existe".

Anónimo

Era 1989 en la entonces violenta ciudad de Nueva York, Frankie Bones se encontraba detrás de las tornamesas, cuando se inicia una pelea entre el público y Bones interviene, toma el micrófono y hace un llamado a la paz, a la libertad y a la unión. Es en ese momento que se construyen los cimientos que le darían sentido a la nación raver: El PLUR.

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A mediados de los años 90, el segundo verano del amor en Reino Unido llegaba a su fin y el gobierno echaba a andar la ley "Criminal Justice and Public Order Act" que prohibía las fiestas rave al aire libre. En Alemania, a tan solo 6 años de la reunificación, el festival Love Parade convocaba a miles de technoheads de todo el mundo en pleno corazón de Berlín.

Mientras tanto en México la naciente escena raver iba cobrando forma, vendría la legendaria fiesta de la gruta en Teotihuacan, el evento de la Arena México y el mítico Acid City en el Cine Opera con Green Velvet, Sasha y Paul van Dyk reunidos en una misma noche. Al poco tiempo se desataría una cacería de brujas alentada por algunos medios de comunicación. Queda para la historia aquella célebre entrevista realizada al ex presidente Ernesto Zedillo en un programa de radio en cadena nacional, declarando que le ordenaría al procurador que investigara sobre la supuesta droga que se le regalaba a los asistentes a las fiestas rave.

Es en ese contexto de satanización que se publica el manifiesto raver, a la fecha no se tienen datos precisos sobre quién o quiénes lo redactaron, el texto apareció publicado en Internet a mediados de los años 90 en un foro de Usenet llamado Alt.Rave. El manifiesto retomaba el PLUR de Frankie Bones; sin embargo, este iba más allá en sus planteamientos.

Fotografía de Frankie Bones, a quién se le atribuye el término PLUR.

En dicho texto se dejaba en claro el sentir raver: La celebración de la vida a través del baile en comunidad, el uso del conocimiento contra la ignorancia, el respeto a la diversidad, el amor como punto de partida, la desprogramación mental y física, la necesidad de tomar distancia aunque fuese por una noche de la sociedad mecanizada y sus pautas a seguir. Por otro lado el manifiesto centraba su discurso en rechazar la recurrida etiqueta de "drogadictos" con la que algunos medios de comunicación estigmatizaban a los ravers. El manifiesto resaltaba la inteligencia, la espiritualidad, el respeto y la tolerancia como cualidades de los asistentes a dichas fiestas.

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Lamentablemente el manifiesto raver no tuvo el mismo alcance global que el PLUR, quizá debido a que en los años noventa el número de jóvenes conectados vía Internet era muy reducido, sin duda, otra sería la historia de haberse publicado en la actualidad y en pleno auge de las redes sociales. A la fecha son contadas las menciones en la web tanto en ingles como en español que hacen referencia al manifiesto, en el mejor de los casos hay algunas interpretaciones sobre su contenido.

El manifiesto raver es un cúmulo de ideas que bien vale la pena conocer y discutir a fondo justo ahora que la escena mexicana se encuentra un tanto desdibujada y deambulando entre el mainstream y el supuesto underground psicodélico.

Lee también: Del primer rave en México al final del Love Parade

A continuación reproducimos íntegramente la versión en español del manifiesto raver:

Manifiesto Rave

Nuestro estado emocional es éxtasis, nuestro alimento es el amor, nuestra adicción la tecnología, nuestra religión la música. Nuestra opción para el futuro es el conocimiento y para nosotros la política no existe.

Nuestra opción social es la utopía . . . Aún cuando sabemos que no existirá. Pueden odiarnos o mal entendernos, pueden ser indiferentes a nuestra existencia. Solo esperamos que no se nos juzgue pues nosotros nunca les juzgaremos.

No somos criminales. No somos drogadictos. No estamos desilusionados. No somos niños ingenuos. Somos una entidad masiva, una aldea tribal, global, que supera cualquier ley establecida por el hombre, así como la geografía y el tiempo sí mismo. Somos masivos. Somos uno solo.

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Estamos formados del sonido mismo. del golpe lejano, estruendoso y distorsionado por el viento que es como el latir del corazón materno que da calma en el vientre, de concreto, de acero y cableado. Y allí, en su lecho cálido y húmedo, en la completa oscuridad, aceptamos que somos todos iguales. No solamente ante la oscuridad y ante nosotros mismos, sino ante la música que se cierra de golpe en nosotros y que atraviesa nuestras almas: todos somos iguales y en algún lugar entre los 35Hz logramos sentir la mano de dios a nuestras espaldas, alentandonos, empujandonos a consolidar nuestras mentes, nuestros cuerpos, y nuestros espíritus.

Guiándonos a voltear para juntar las manos con nuestros hermanos y elevarlas, compartiendo la alegría incontrolable que sentimos al crear esta burbuja mágica que puede al menos por una noche protegernos de los horrores, los atrocidades y la contaminación del mundo exterior. Y es en este mismísimo instante que cada uno de nosotros nace en verdad.

Nos congregamos en almacenes o edificios abandonados que la sociedad ha desechado y les damos vida por solo una noche. La llenamos con un palpitar vibrante, fuerte y lleno de vida en su forma más pura y más intensa, y en estos espacios intentamos liberar la incertidumbre hacia el futuro que no han podido estabilizar y asegurar para el resto de nosotros. Intentamos hacer a un lado las inhibiciones, liberarnos de los tabúes y las trabas puestas por ustedes para acallar su conciencia y encontrar en ello paz.

Intentamos sobrescribir la programación establecida, con la cual han intentado adoctrinarnos desde el momento mismo en que nacimos. La programación que nos enseño a odiar, que nos enseña a juzgar, que dice que hay que retroceder y esconderse en el agujero más cercano y más conveniente. Esa programación que inclusive nos dice como subir escaleras, saltar a través de aros, correr en laberintos y andar como el hámster sobre la rueda. La programación que nos da de comer en la cuchara de brillante plata con la que intentan alimentarnos en vez de hacerlo con nuestras propias manos. La programación que nos hace cerrar nuestras mentes, en vez de abrirlas por completo.

Hasta que el sol se levante ante nuestros ojos, revelando la realidad del mundo que han creado, bailamos ferozmente con nuestros hermanos y hermanas celebrando nuestra vida, nuestra cultura, y los valores en los que creemos Paz, Amor, Libertad, Tolerancia, Unidad, Armonía, Expresión, Responsabilidad y Respeto.

Nuestro enemigo es la ignorancia. Nuestra arma la información. Nuestro crimen es romper y desafiar cualquier ley que intente detener nuestra celebración de existencia. Así que sepan que tal vez puedan cerrar una fiesta en cualquier noche en alguna ciudad en cualquier país o continente de este hermoso planeta, más nunca podrán cerrar la celebración entera. Pues no tienen ese poder, la música nunca parará. La voluntad y el latido de este corazón nunca se desmoronara. La fiesta nunca terminará.

Soy un raver, y éste es mi manifiesto.