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Música

¿Qué pasó realmente con el Acid House?

"Se sentía como si estuvieras guiando caballos salvajes".

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Artículo publicado originalmente en THUMP US.

El Acid House fue la gran revolución juvenil británica desde los 60s y su legado cambió el panorama cultural del país para siempre. Más de un cuarto de siglo después, su impacto puede sentirse en todo, desde la moda hasta los filmes o el diseño interior. Redefinió nuestra noción de salir de noche. Incluso cambió las leyes del país. Hablar con los protagonistas de aquellos días felices, muchos comentan sobre lo revolucionario que se sintió el acid house cuando explotó por primera vez en el Reino Unido, pero muchos también hablan sobre lo rápido que se comercializó algo que era tan innovador.

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Las raíces de la revolución han sido plantadas desde inicios de los 80s, pero cuando de verdad se comenzó a hablar de ello en 1987, le tomó un poco más de seis meses a la escena pasar de los bolsillos de algunos clubbers, a convertirse en una explosión nacional. Las fiestas de bodega reunían a 20,000 ravers en el verano de 1988. Por un rato, los débiles se volvieron héroes y todos se sintieron amados. Cada generación está desesperada por algo que puedan llamar suyo (o algo que sus padres no entiendan) pero, ¿era inevitable que los inicios de la eufórica escena fueran arrastrados hacia el mainstream? Es difícil recordar qué tan desesperados estaban los clubes nocturnos en Reino Unido antes del acid house. Con las debidas extrañas excepciones, había lugares donde la gente iba a emborracharse y las noches terminaban en peleas o en sexo. La música no era ni siquiera secundaria. Pero la combinación de acid house y éxtasis convirtieron muchos de los clubes nocturnos del país en lo que debían ser, lugares para bailar.

El éxtasis también cambió cómo lucía la gente. "Es bastante entrañable el mirar atrás", explica el DJ de la Haçienda y escritor Dave Haslam, "pero nadie sabía cómo vestir. La gente pensaba, '¿usamos zapatos o tenis con esta música? ¿debería usar una playera?'. A inicios de 1988, aún había gente viniendo a la Haçienda en trajes con hombreras, y entonces de pronto estaban en jeans".

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Inicialmente, el acid house fue la tormenta perfecta de una nueva droga, una nueva música y una nueva tecnología: la colisión de esto creó una escena que era mucho más ególatra que la mayoria de los otros movimientos musicales juveniles. Extraños y almas gemelas, negros y blancos, heterosexuales y homosexuales, norte y sur, hooligans y doctores, estudiantes y bullies; el que sea que fuera tu pasado, las fiestas de acid house eran un gran nivelador y eso tiene un efecto tan largo en algunos como la nueva música o las drogas.

No sólo era una experiencia completamente diferente para aquellos en la pista de baile, también para el DJ. "Cuando eres DJ te enfrentas mayormente a un público esperando ser entretenido y es tu reto llevarlos a un descontrol", explica Haslam, "pero la era inicial del acid house fue diferente. Te enfrentabas con 2,000 personas aullando al límite de una euforia tal que sus cabezas casi explotaban. Casi te sentías como si tuvieras que detenerte un poco, como tratando de guiar caballos salvajes".

Los DJs se volvieron estrellas de la noche a la mañana. Fiona Allen, quien escribió y protagonizó el show de comedia Smack The Pony, trabajó en la puerta de la Haçienda y vió esta transformación suceder casi en una noche. "Fue divertido cómo los DJs se volvieron dioses para la gente tan rápidamente", recuerda. "Literalmente, la gente comenzó a tratarlos como dioses absolutos por tocar discos. Supongo que en parte fue porque había sólo unos cuantos en esos días que eran buenos".

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En Londres, los primeros DJs de este estilo como Maurice y Noel Watson en Delirium, Colin Faver y Eddie Evil Richards en Camden Palace, Jay Strongman y Mark Moore en Heaven y Dave Dorrell en RAW, fueron los primeros en comenzar a tocar música house, pero fue sólo con la llegada del éxtasis a finales de 1987 e inicios de 1988 que las cosas comenzaron a explotar. Una nueva generación de clubes como Shoom de Danny Rampling, The Trip de Nicky Hollowat y Spectrum de Paul Oakenfold, formaron el núcleo de la escena en la capital, junto con la Hacienda en Manchester y el Jive Turkey de Sheffield al norte, pero en poco tiempo se sentía como el mejor secreto guardado. "Era tan nuevo y tan diferente a cualquier otra cosa que hubiera experimentado", explica Paul Roberts de K-Klass. "Querías contarle a algunos amigos cercanos sobre ello y dejarlos entrar a este mundo secreto, pero aparte de eso querías mantenerlo secreto y especial".

Es comprensible, la mayoría de estos primeros devotos reconocían la ingenuidad idealista de pensar que podían mantener oculto lo que estaba sucediendo. En mayo de 1988, tanto i-D como The Face lanzaron artículos sobre la escena emergente y cuando llegó ese verano, los periódicos de gran formato y los tabloides pusieron su atención en esas fiestas. "Estas hablando de una trayectoria de entre 12 y 16 semanas, de ser algo que sólo unas personas sabían a estar en las páginas frontales de The Sun", explica Cymon Eckel de Boys Own.

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"Creo que sentimos que se había terminado la luna de miel. No estábamos tratando de proteger la emoción o la idea del acid house. Estábamos tratando de proteger las grandes fiestas para la gente grandiosa. De ir, en estas breves semanas, de un oscuro club a un lugar donde Boy George, Patrick Cox y todos clamaban por entrar. ¿Cómo diablos pasó eso? Incluso con todo el dinero del mundo, no puedes construir una marca como esa".

La velocidad con la que explotó el acid house en el verano de 1988 tomó a todos por sorpresa. Primero, se alimentó de boca en boca. Los primeros devotos en Londres, Manchester y Sheffiled fueron tan evangélicos sobre la escena que estaban desesperados por compartirla y semana con semana crecieron los números. Comenzabas a reconocer a los devotos fuera de los clubes, en el autobús, en la calle. Podrías notar por la forma en que vestían, sus cortes de cabello, el brillo en sus ojos. Grupos de amigos se dividirán entre aquellos que habían experimentado su propia epifanía y aquellos que no habían sido convertidos, pero cada vez más, los primeros sobrepasaron a los últimos.

Los intereses de los tabloides sólo derramaron combustible a la fogata del acid house. La industria establecida no tenía idea qué hacer con el acid house y aquellos que no podían avanzar con el cambio de los tiempos sonaban como dinosaurios. "Es lo más cercano a un apocalipsis zombie masivo", señala el DJ de BBC Radio 1, Peter Powell, la 'estación favorita de música dance de los veteranos'. "Creo que realmente no debería ir más lejos".

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Powell no podía estar más equivocado. En agosto de 1988, un ambicioso promotor llamado Tony Colston-Hayter alojó una nueva clase de rave en Wembley Studios, llamado Apocalypse Now. Para algunos de los más idealistas, los primeros devotos, el nombre del evento no podía ser mejor. Con este descarado acercamiento comercial, Colston-Hayter contaminaba algo puro. El hecho de que TV nacional tuviera acceso a filmar lo que había sido hasta hace poco un secreto bien guardado sólo funcionó para polarizar opiniones. Otros fueron más pragmáticos y lo vieron como un desarrollo inevitable.

"Cuando el acid house comenzó era completamente impensable que pudiera aparecer en las páginas frontales de los tabloides de las noticias de televisión nacional", comenta Richard Norris de The Grid, la primera estrella acid house en llegar a la portada de NME, "porque por unos pocos meses sólo se trataban de 200 personas. Pero conforme comenzó a explotar, fue inevitable. La reacción de los medios fue casi como de un libro de texto".

Fila para The Trip, 1988

Desde mediados de octubre a mediados de noviembre, el estado de ánimo nacional sobre el acid house cambió irrevocablemente. Aparecieron historias en la prensa nacional ese mes incluyendo: "El demonio del éxtasis" (19 de octubre, The Sun), "Prohíban esta música asesina" (24 de octubre, The Post), "El horror del acid house" (25 de octubre, The Sun), "Los fans del acid house locos por las drogas" (28 de octubre, The Sun) "Fallece chico en Disco de acid" (31 de octubre, The Sun), "56 personas detenidas en redadas de acid house" (7 de noviembre, The Times). Para las autoridades, medios y público en general, los ravers del acid house eran ahora un clásico caso de un "un grupo desviado".

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Conforme las autoridades y el público comenzó a sentirse amenazado, su atractivo por los jóvenes y por los desamparados se intensificó. Una generación a la que su Primer Ministro les había dicho que ahí "no había nada de sociedad", fueron atraídos por un movimiento que se sentía genuinamente contracultural. Al mismo tiempo, los organizadores de raves se fueron volviendo cada vez más ingeniosos en las formas de evadir a las autoridades. Las locaciones se mantenían en secreto hasta el último momento posible y la información se daba a través de mensajes grabados en teléfonos contestadores. No había internet en esos días y sólo un poco de gente tenía acceso a teléfonos móviles, pero los organizadores lograban reunir 10,000 personas o más en campos y bodegas, todo oculto del radar de la policía. Para muchos, el sentimiento contracultural de esos primeros raves comenzaron a sentirse más emocionantes que las drogas, o incluso la música.

Después de que la policía organizará a la Pay Party Unit, dedicada a prohibir las fiestas, un movimiento que había sido pro-hedonismo más allá de anti-autoritario, se había vuelto político. Conforme los ravers respondían, se hacían o se atendía a un rave como un juego del gato y el ratón con la policía.

"Creo que la mayoria de los cultos jóvenes son así", argumenta Andrew Weatherall, "un poco simbióticos y mutuamente parasitarios, porque la gente involucrada en la cultura joven gana puntos y dinero al hacer algo peligroso y atractivo para los adolescentes y por el otro lado, los diputados y consejeros ganan puntos políticos por entrar en su caja moral. Se alimentan el uno al otro y eso ha pasado desde los Teddy Boys en los cincuentas, pasó con el punk rock, cualquier movimiento joven que menciones. Se vuelve una profecía autocumplida. Ambos lados ganan con ello".

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Colston-Hayter era impenitente. Ahora nombrado "Acid's Mr Big" por la prensa y siendo una enorme figura divisoria en la escena, él y su séquito se dirigirían en ocasiones directo al hotel The Ritz tras uno de sus eventos de toda la noche, salpicando a miles con sus desayunos de champaña. En contraste con los sentimientos idealistas de "one love" de los primeros convertidos al acid house, Colston-Hayter declaró odiosamente: "Maggie debería estar orgullosa de nosotros: somos producto de la cultura del trabajo".

Él contrató a un joven PR llamado Paul Staines, un antiguo joven conservativo que describía sus propias políticas como "Thatcher en drogas". Años después, Staines se reinventará así mismo como el blogger político Guido Fawkes. Colston-Hayter volvió a emerger este año cuando se declaró culpable del robo de £1.3 millones de libras de Barclays, al hackear las computadoras del banco.

Siguiendo el éxito comercial de Apocalypse Now, una nueva ola de enormes raves, a veces al aire libre, incluyendo Sunrise, Biology, Genesis, aparecieron, incluyendo aquellos alrededor de la nueva autopista orbitalM25 de Londres, de donde el grupo Orbital toma su nombre. Sin embargo, para algunos, se comenzaba a sentir menos revolucionario. Más glorificado. Esta disolución fue parcialmente por números. Con el gran influjo de nuevos ravers, el sentimiento de euforia revolucionaria de los primeros evangelistas se estaba disipando. Jarvis Cocker fue a su primer rave de gran escala en esos días y posteriormente resumió su interpretación de ellos en la canción "Sorted for Es and Wizz": "Oh, ¿es así como dicen que el futuro se debía sentir? O son sólo 20,000 personas paradas en un campo".

Para finales de 1989, el gobierno decidió traer el Entertainments Act (penas más grandes, empujadas por Graham Bright y puramente apuntando las fiestas de acid house. Colston-Hayter y Staines atentaron reunir un grupo de promotores para pelear la ley y organizaron un rally de Freedon To Party en la plaza Trafalgar, pero para muchos, la protesta se sintió inútil. El espíritu original se había perdido.

El estado de ánimo en los clubes también había cambiado. Conforme se movió el uso de drogas del éxtasis a la cocaína, la violencia reemplazó el espíritu de libertad y los apuñalamientos reemplazaron a los abrazos. Mientras las bandas olían dinero, la industria olía grandes negocios y comenzaron a construir una nueva generación de "súper clubes" como Cream y Ministry Of Sound. El acid house se ha vuelto parte del psique de la nación. Mientras el gobierno de Thatcher había hecho de todo para desmantelar el acid house, para mediados de los 90s, el partido New Labour de Tony Blair usaba el himno rave de D:Rream como su canción de victoria. Incluso el Royal Mail usó la frase sobre drogas "get sorted" un una campaña para inspirar a la gente a publicar más cartas. Para finales de los 90s, Mixmag declaró que "ir de rave era tan inglés como el pescado con papas".

Cuando cualquier cultura joven es comercializada y adoptada por el mainstream, pierde su pérdida es lamentada por quienes primero la siguieron. El envejecido traficante de drogas de Withnail and I menciona, "Están vendiendo pelucas para hippies en Woolworths, hombre. La más grande década en la historia de la humanidad se ha terminado…" Justo como muchos innovadores del acid house lamentaron cuando los desarrolladores de propiedad convirtieron su querida Hacienda en departamentos de lujo y los publicitaron con el eslogan "Se terminó la fiesta, puedes venir a casa".

Paul Oakenfold, uno de los primeros convertidos al acid house en el Reino Unido, comenzó en un pequeño y desaliñado lugar en la calle Streatham High antes de graduarse para ir de gira con U2 y Madonna. Ahora tiene una residencia en Las Vegas, que en tiempos previos ha tenido a Elton John o Dolly Parton. Eso lo dice todo.

El libro "Acid House: The True Story" de Luke Bainbridge está a la venta en Amazon.

Todas las imágenes cortesía de David Swindells/PYMCA.