NAAFI y su modelo de negocios promiscuo y oportunista
Left to right: Mexican Jihad, Lao, Tomás Davo. Photo courtesy of NAAFI.

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Música

NAAFI y su modelo de negocios promiscuo y oportunista

Conversamos con el colectivo mexicano sobre cómo infiltrarse en el capitalismo haciendo trabajo en equipo.

De izquierda a derecha: Mexican Jihad, Lao, Tomás Davó. Foto cortesía de NAAFI

Sigue a THUMP México en su nuevo perfil de Facebook.

Artículo publicado originalmente en THUMP US.

Tómense un momento para espiar el Instagram de NAAFI, y entre imágenes de la casi docena de miembros del sello y colectivo de DJs ubicado en México, notarán una extraña fascinación por objetos inanimados. Una imagen promocional de un evento con Mykki Blanco en abril muestra una mesa cubierta con una variedad de cosméticos como sombras en polvo, labiales y brochas; fotos de una raqueta de tenis plástica, un exprimidor manual de limones, y un drenaje metálico de ducha promocionan diferentes entregas del programa de radio mensual del colectivo en la emisora londinense de radio NTS. Y luego, por supuesto, hay un chorro interminable de merch y recuerdos con la marca NAAFI: no sólo playeras, sudaderas y sombreros, sino también calcomanías, tarjetas de presentación, encendedores, monederos, pulseras, alfombras, carteras de chaquira y toallas de playa. Esta identidad visual autorreferencial se ha convertido en una característica de su marca tanto como su apoyo de sonidos club regionales de México y toda Latinoamérica, incluyendo el reguetón, el cumbiatón, el perreo, el tribal, y cualquier combinación experimental de esos sonidos (y de otros) con los que sus amigos resulten estar soñando.

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Cuando me reuní con NAAFI en un restaurante en Austin durante el SXSW este año, el cofundador Alberto Bustamante—cuyo nombre de DJ es Mexican Jihad—explicó sus decisiones visuales como una respuesta a estos tiempos conectados: "Al principio, mientras comenzábamos a atraer prensa alrededor del proyecto, todos estaban conectándose con nosotros y describiéndonos a través de internet. Quería separarnos de eso y realmente enfatizar el carácter físico de la música. Así que muchas de las imágenes que ven que produce NAAFI son fotos de objetos reales, y situaciones reales o eventos que produjimos".

NAAFI nació de una serie de fiestas caseras nocturnas que sus fundadores empezaron a organizar en 2010, principalmente como una manera de tocar sus tracks para sus amigos en una ciudad dominada por exportaciones americanas como el EDM, el house y el techno. Ahora que se han graduado de tocar en clubes, museos y festivales en casa y alrededor del globo, los miembros de NAAFI mantienen este énfasis en el aquí y el ahora con cada fiesta nocturna y lanzamiento vibrante con el atractivo hecho a mano de un montón de personas juntando sus cabezas en un espacio real. Adicionalmente a sus contribuciones musicales, Alberto—un licenciado en arquitectura—es la mente maestra detrás del arte; Tomás Davó maneja las operaciones diarias del sello; Lauro Robles hace de DJ, produce bajo el nombre LAO y hace A&R. Durante nuestra conversación en Austin, los tres invitaron a su tour manager del viaje en SXSW, Mariel Calderón, para hablar como representante del grupo (Paul Marmota, el cuarto fundador, no se encontraba por ningún lado, aunque Zutzut, un DJ ubicado en Monterrey, llegó a nuestra mesa y comenzó a aportar en medio de la conversación, sin anunciarse).

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"Colaborar es una estrategia de supervivencia para continuar creciendo nuestros proyectos con los recursos que tenemos enfrente, y esos recursos son principalmente relaciones personales y humanas", explicó Davó. A continuación, los cinco miembros de NAAFI hablan sobre el poder del trabajo en equipo, infiltrarse en una industria musical capitalista, y los efectos disruptivos de lo que Alberto describe como su modelo "promiscuo y oportunista" de negocios.

El despertar electrónico de la escena mexicana

De izquierda a derecha: Mexican Jihad, Lao, Tomás Davó. Foto cortesía de NAAFI

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Artículo publicado originalmente en THUMP US.

Tómense un momento para espiar el Instagram de NAAFI, y entre imágenes de la casi docena de miembros del sello y colectivo de DJs ubicado en México, notarán una extraña fascinación por objetos inanimados. Una imagen promocional de un evento con Mykki Blanco en abril muestra una mesa cubierta con una variedad de cosméticos como sombras en polvo, labiales y brochas; fotos de una raqueta de tenis plástica, un exprimidor manual de limones, y un drenaje metálico de ducha promocionan diferentes entregas del programa de radio mensual del colectivo en la emisora londinense de radio NTS. Y luego, por supuesto, hay un chorro interminable de merch y recuerdos con la marca NAAFI: no sólo playeras, sudaderas y sombreros, sino también calcomanías, tarjetas de presentación, encendedores, monederos, pulseras, alfombras, carteras de chaquira y toallas de playa. Esta identidad visual autorreferencial se ha convertido en una característica de su marca tanto como su apoyo de sonidos club regionales de México y toda Latinoamérica, incluyendo el reguetón, el cumbiatón, el perreo, el tribal, y cualquier combinación experimental de esos sonidos (y de otros) con los que sus amigos resulten estar soñando.

Cuando me reuní con NAAFI en un restaurante en Austin durante el SXSW este año, el cofundador Alberto Bustamante—cuyo nombre de DJ es Mexican Jihad—explicó sus decisiones visuales como una respuesta a estos tiempos conectados: "Al principio, mientras comenzábamos a atraer prensa alrededor del proyecto, todos estaban conectándose con nosotros y describiéndonos a través de internet. Quería separarnos de eso y realmente enfatizar el carácter físico de la música. Así que muchas de las imágenes que ven que produce NAAFI son fotos de objetos reales, y situaciones reales o eventos que produjimos".

NAAFI nació de una serie de fiestas caseras nocturnas que sus fundadores empezaron a organizar en 2010, principalmente como una manera de tocar sus tracks para sus amigos en una ciudad dominada por exportaciones americanas como el EDM, el house y el techno. Ahora que se han graduado de tocar en clubes, museos y festivales en casa y alrededor del globo, los miembros de NAAFI mantienen este énfasis en el aquí y el ahora con cada fiesta nocturna y lanzamiento vibrante con el atractivo hecho a mano de un montón de personas juntando sus cabezas en un espacio real. Adicionalmente a sus contribuciones musicales, Alberto—un licenciado en arquitectura—es la mente maestra detrás del arte; Tomás Davó maneja las operaciones diarias del sello; Lauro Robles hace de DJ, produce bajo el nombre LAO y hace A&R. Durante nuestra conversación en Austin, los tres invitaron a su tour manager del viaje en SXSW, Mariel Calderón, para hablar como representante del grupo (Paul Marmota, el cuarto fundador, no se encontraba por ningún lado, aunque Zutzut, un DJ ubicado en Monterrey, llegó a nuestra mesa y comenzó a aportar en medio de la conversación, sin anunciarse).

"Colaborar es una estrategia de supervivencia para continuar creciendo nuestros proyectos con los recursos que tenemos enfrente, y esos recursos son principalmente relaciones personales y humanas", explicó Davó. A continuación, los cinco miembros de NAAFI hablan sobre el poder del trabajo en equipo, infiltrarse en una industria musical capitalista, y los efectos disruptivos de lo que Alberto describe como su modelo "promiscuo y oportunista" de negocios.

El despertar electrónico de la escena mexicana

THUMP: ¿Cómo se juntó NAAFI?

Alberto: Comenzó en el verano del 2010. Originalmente era una fiesta bimensual que solíamos hacer en diferentes áreas de la ciudad. La idea era presentar talentos y sonidos sub-representados de la Ciudad de México y otras partes del mundo—y también crear un espacio de fiesta que realmente no estaba disponible para nosotros.

Lao: Empezamos a hacer fiestas en nuestras casas. Como estábamos viviendo juntos, algunas veces ni siquiera salíamos a fiestas—sólo esperábamos a que la gente [llegara] al after-party en nuestra casa, porque queríamos tocar nuestros tracks para nuestros amigos. Ahora, casi seis años después, es casi la misma esencia. Cuando hago un track, es porque quiero ver a mis amigos bailarlo.

Alberto: Empezó a crecer orgánicamente y a desarrollarse como una red de diferentes artistas de diferentes partes de México. Eventualmente, decidimos formalizarlo más como una disquera propiamente dicha. Ahora, operamos más como una oficina de producción, trabajando de cerca con instituciones culturales y museos.

¿Cómo se conocieron?

Tomás: Alberto y yo somos del mismo estado, aunque nunca nos habíamos conocido. Él se mudó a Ciudad de México [a estudiar en la universidad] un año antes de que yo lo hiciera, y nos conocimos a través de un amigo de la universidad. Lao es de la Ciudad de México; en realidad nos conocimos a través de internet.

Lao: Yo tenía un blog. Publicaba música de México y del mundo. Creo que comenzamos a trabajar [juntos] después de la tercera o cuarta fiesta de NAAFI. NAAFI comenzó como una interacción en el mundo real—una fiesta que ocurría en el mundo real. Creo que SoundCloud, las plataformas de blogging, y lo que yo estaba haciendo eran un buen complemento para eso.

Cirque du Soleil a la mexicana con Nortec Collective

¿Cómo era la escena de música electrónica en Ciudad de México en ese tiempo?

Tomás: Creo que cuando Lao comenzó su blog y nosotros empezábamos nuestras fiestas, no había ninguna escena que nos enorgulleciera. Así que ambos proyectos comenzaron por la falta de ese espacio. Y ahora parece que la industria en México ha cambiado—que hay una escena para nosotros.

Alberto: Hemos estado involucrados en muchos lados de la industria musical: hay productores y hay DJs, pero también hemos trabajado como promotores y periodistas musicales. Así que todos construimos juntos. Ahora hay más medios y diferentes canales y otras escenas que se está desarrollando, pero en el momento cuando comenzó, definitivamente eran más escasos.

"Es bastante obvio que el capitalismo es sólo para el mundo occidental" –Tomás Davó

¿Cuál era la música de club predominante en Ciudad de México?

Lao: La música electrónica era considerada algo nuevo, pero también tenía esta suerte de estigma cursi—incluso aunque a principios de los 2000, había una escena saludable haciendo cosas experimentales. Luego, a finales de los 2000, principios de los 2010—después de que esa escena "indie dance" con artistas como Justice, Ratatat y Chromeo [ocurriera]—las marcas comenzaron a trabajar con música electrónica, porque sabían que era más fácil contratar DJs electrónicos que bandas, y producir fiestas en vez de conciertos. Para entonces, los clubes comenzaron a establecer música específica, como el house, el disco, el tech-house y el minimal techno. Y siempre va a existir el psy-trance o una escena rave en México, la cual estoy bastante seguro de que es más grande que cualquier otra escena.

Tomás: Solía ser la escena más grande, antes del EDM.

Lao: Es el mismo modelo de festival americano—la misma cultura siendo exportada al mercado mexicano. Después de que los festivales de música electrónica tuvieron esta explosión en la Ciudad de México, se volvió más fácil [encontrar] cosas como controladores y audífonos [en tiendas musicales].

Alberto: Aunque el EDM es barato y muy comercial, significa que toda esta generación está creciendo consumiendo música electrónica. Para nuestra generación, era una elección; podías buscar música electrónica, pero en realidad no estabas rodeado de ella. El EDM puede no ser la mejor música, pero significa que la gente ahora está lista para consumir otros tipos de música electrónica y club.

Lao: Pasó poco tiempo antes de que la gente comenzara a experimentar más allá de los sonidos de la música electrónica mainstream. Ahora, puedo decir que hay una escena saludable de juke/footwork—como Ten Toes Turbo y otros sellos. Hay lo que llaman Rhythm and Bass; es este sonido basado en el R&B que nuestros amigos de Finesse Records en Monterrey están impulsando.

25 productores latinoamericanos menores de 25 años

¿Había algunos sonidos ignorados saliendo de México que querían resaltar?

Lao: El boom del tribal que ocurrió hace un par de años fue sólo una muestra de lo que [estaba] ocurriendo en toda esa escena. Sin embargo, [el tribal real] es un contexto y ambiente totalmente distinto: es principalmente una escena de DJs aquí en EEUU y cerca de la frontera. Ellos ni siquiera bailan esa música—son niños menores de edad súper ebrios.

Zutzut: No tienes tantas voces. [Durante] el boom, los productores les dijeron a esos chicos "Ah sí, vamos a empezar a hacerlo con un cantante", y lo hicieron para la radio y cosas así, pero el tribal en realidad no es así. Es más crudo y hardcore.

Lao: Y diría también [lo mismo] del perreo. Es algo separado del reguetón.

Zutzut: Creo que el reguetón es como MCs, productores y lo que todos conocen. Y el perreo y el cumbiatón son más como cultura bootleg. Es sólo hacer de DJ; no hay mucha producción original.

Lao: Algunos tracks ni siquiera son tracks—son herramientas para que los DJs mezclen en vivo.

Zutzut: Creo que puedes hacer la misma distinción entre la música hip-hop y el Jersey club. Los [productores] de Jersey club están cortando tracks [de hip-hop] y haciéndolos su propia vibra.

Alberto: Es una música muy joven que productores muy jóvenes están sacando—algunas veces en sitios ilegales. No tiene reconocimiento en los medios. No la ponen en la radio.

¿La idea es crear conciencia de estos géneros fuera de México?

Alberto: Más que impulsar el género y exportarlo, nos gustan las conversaciones que pueden ocurrir al abordar sonidos específicos. Por ejemplo, cuando hablas de perreo, puedes terminar teniendo conversaciones sobre división de clases, machismo, violencia y seguridad en los espacios de los clubes.

Tomás: Y esta conversación de la que habla Alberto es algo que puede ocurrir cara a cara—como estamos [haciéndolo ahora]– pero también es algo que puede ocurrir en la fiesta, donde esta música está mezclada con música extranjera, y es justo como un gran choque de sonidos. Ahí es donde la gente participa en la conversación de una manera muy sensorial.

Lao: La música club es global. No necesitas pensar en exportarla o importarla—sólo en presentarla. Estos [géneros] son más cercanos a mí que los fundamentos de la música techno –así que para mí, es sólo usar ritmos que puedo utilizar en el club como eso: música club.

Zutzut: Muchas de estas escenas—no necesitan ser "rescatadas". Por supuesto, nos gusta invitar a algunas de estas personas a tocar o ponerlas frente a públicos distintos, pero muchos de estos chicos tribaleros, les dices "ah, he tocado tu música en Europa", y dicen "ah, cool". La gente que toca reguetón—tienen su propia escena que es súper fuerte, y están felices ahí.

Lao: La gente está diciendo "oh, estás mezclando música electrónica con un cantante de Panamá" –pero si piensas [en eso], había gente haciendo eso en los 90. Los primeros tipos haciendo mixes de reguetón, tomaban una melodía de un hit de house de los 90 y le agregaban percusiones jamaiquinas encima, y rapeaban sobre el track. Nosotros lo estamos haciendo con cosas diferentes o más nuevas, pero todo [ya] se ha hecho de alguna manera. Le puedes poner percusiones de reguetón en un track –puedes hacerlo con lo que sea. Pero el track que escoges –eso es lo que te hace distintivo. ¿Por qué escogiste [esas dos cosas] e hiciste un puente entre ellas?

Un viaje de Brooklyn a México con Discwoman

Cuando comenzaron NAAFI, ¿había algún otro artista que creaba un modelo de lo que querían hacer?

Lao: ¿Conoces la banda Molotov? Ellos abandonaron su disquera para su último disco porque se dieron cuenta de que no la necesitaban. Habían estado tocando por casi 20 años, y eran súper famosos. Al final, lo mejor para ellos era hacer su propio disco, prensar sus propios CDs, y venderlos fuera de sus conciertos.

Tomás: En realidad Alberto y yo somos muy ingenuos, y todavía es muy experimental, y estamos intentando descubrir qué es la industria musical. Y al mismo tiempo siento que la industria tampoco sabe lo que es, así que definitivamente no había un modelo que pudimos haber copiado.

Mariel: Y pienso que una de las cosas más importantes por las que NAAFI está prosperando tanto es que dentro del equipo, no hay sólo [gente] haciendo música, sino [gente haciendo] detrás del escenario todo lo que va con ello: la dirección artística, toda la parte de networking, la distribución, [organizar] las fiestas, hacer todas estas cosas que son necesarias para estar en contacto con la escena global.

Lao: Estaba pensando en esto en algunas charlas—como darles tips a productores y otros músicos sobre cómo hacer que [las cosas] funcionen, al menos en México. Al final, la industria musical hoy en día no te está ayudando –necesitas construirla tú mismo. Puedes construir tu propia industria musical.

Alberto: Somos promiscuos y oportunistas.

Cinco fiestas underground en la CDMX

De izquierda a derecha: Lao, Tomás Davó, Mexican Jihad, Zutzut y Pepper Kilo. Foto por Jesse DeFlorio

Ustedes han colaborado con otros colectivos de música club experimental, como NON y Teklife. ¿Hay algo en el aire que está causando que estén surgiendo estos crews con mentalidad similar?

Alberto: Creo que es nuestra respuesta al capitalismo. [Colaborar] es una estrategia de supervivencia para mantener creciendo nuestros proyectos con [los recursos] que tenemos enfrente, y esos son principalmente relaciones personales y humanas. Vemos las colaboraciones como una manera de existir, de participar en una economía de mercado. También lo estamos viendo en diferentes niveles de consumo y producción –no sólo con la música, sino también con la comida y la ropa.

Zutzut: Gente como NON—éstas son personas con las que te puedes sentir más relacionado en cuanto a sonido porque están en una situación más como la tuya en tu vida diaria. Sus luchas diarias están relacionadas.

Lao: Lo que tenemos en común con esos sellos, y con muchos otros, es que estamos trabajando con identidad. Esta estética cursi y kitsch de México, por ejemplo—en la ciudad, nadie tiene este sombrero o estos huaraches. Creo que Teklife, NON, las casas de ballroom en Nueva York, muchas personas en todo el mundo—trabajan con su identidad [de una manera] que responde de una manera honesta a [su] contexto, [reflejándolo] en una manera contemporánea.

Alberto: Muchas de las personas involucradas con NAAFI no son tus personas típicas. Muchos de nosotros somos muy raros, muchos de nosotros somos muy nerds, muchos de nosotros no venimos de Ciudad de México. Hay gente de Ciudad Juárez, Chihuahua; hay gente de Monterrey; hay gente de Oaxaca. Y ahora hemos expandido NAAFI para incluir proyectos que no son necesariamente de México. Estamos trabajando con Lechuga Zafiro de Uruguay, Imaabs de Santiago de Chile, Füete Billëte de Puerto Rico y Zakmatic, que es originario de Las Vegas pero estuvo basado en L.A. por un tiempo.

¿Qué hace que juntarse y operar como parte de un crew más grande sea ventajoso desde una perspectiva de negocio?

Tomás: Es tomar ventaja del capitalismo y sacarle el mayor provecho posible. Es bastante obvio que el capitalismo es sólo para el mundo occidental, y todo el que tiene que vivir bajo esas reglas pero no es occidental—ellos tienen que lidiar con un lado totalmente distinto de la moneda del capitalismo.

Alberto: Es más como una respuesta a ese capitalismo—es decir, ¿qué otra salida tenemos? Sí tenemos que coquetear y negociar con marcas de vez en cuando, pero realmente no tenemos acceso a esa infraestructura—es como una ilusión de que existe, o a la que tienes acceso. Al final, se trata más sobre supervivencia, y sobre cómo logras hacer cosas con tus propias limitaciones.

Lao: Creo que [había esta] forma de pensar alternativa de finales de los 90 hizo que los chicos pensaran que si eres un artista, hacer dinero es malo y está mal, porque estás capitalizando algo que debería ser gratis. Por ejemplo, aunque yo estudié en una escuela de cine súper lujosa, todos los chicos decían "oh, soy tan artista que no voy a cobrar por mi trabajo". No es cierto—porque lo harás si tus padres te están pagando tu renta. Al final, si necesito hacer algo que no pensaba hacer, lo haría, porque amo lo que hago. Pienso que es una forma inteligente de usar lo que podemos llamar capitalismo: creo que es más disruptivo si lo usas y te infiltras en él.

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Sé que tuvieron una residencia en un museo. Para las fiestas, ¿suelen ser en clubes reales, o espacios ilegales—o son en todos lados?

Zutzut: Siempre son en lugares diferentes, y creo que eso es parte de la vibra de las fiestas de NAAFI.

Lao: Como dijo Alberto, NAAFI es promiscuo y oportunista. Hicimos eso en el museo sólo por el hecho de que tuvimos la oportunidad de hacerlo. O podemos ir y tocar en un club elegante y podemos hacer que este lugar luzca [tan alocado] que no nos volverán a dejar entrar después de eso.

Alberto: Y esa promiscuidad nos ha llevado a todos lados, desde galerías hasta...

Tomás: ...Miami Art Basel.

Zutzut: En estos casos, los chicos del underground dicen "NAAFI no es lo mismo". Y yo digo, "wey, ¿quieres que toque en mi apartamento todo el tiempo?".

Lao: Pero una vez van a una fiesta, ellos saben que todavía es la misma vibra.

Alberto, ¿en qué pensabas cuando estabas diseñando la identidad visual de NAAFI?

Alberto: Al principio, mientras comenzábamos a atraer prensa al proyecto, todos estaban conectándose con nosotros y describiéndonos a través del internet. Quería separarnos de eso, y realmente enfatizar el carácter físico de la música. Así que muchas de las imágenes que ves que produce NAAFI son fotos de objetos reales, y situaciones reales o eventos que produjimos. Decidí dejar de utilizar la computadora para generar imágenes y, en su lugar, fotografiar objetos que podrían ser comprados en la calle, o [como parte de] algún tipo de economía informal. En ocasiones, [hacemos nuestros] propios productos de marca. Las portadas de Radio NAAFI son un buen ejemplo de esto.

Tratamos cada fiesta o cada lanzamiento o cada comunicación que tenemos como su propia campaña visual. También es muy muy honesto en la manera en la que trata sobre sus propias limitaciones. Nos gusta mostrar cómo hicimos la imagen. Recientemente alguien comparó el arte con un render de una portada de PC Music, y es como completamente opuesto.

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¿Es esta idea de las limitaciones—o de superarlas—una buena metáfora del colectivo como un todo?

Alberto: Oportunidades, sí.

Tomás: La gente con quien trabajamos—no queremos que se limiten a sí mismos.

Alberto: Tienes que estar seguro de ti mismo.

Tomás: Eso es en realidad un requerimiento para estar en NAAFI: no debes sentirte tímido de ser tú mismo.

Lao: Porque también, es una gran aventura. Al final, cuando todos seamos viejos, habrá sido esta gran curva de aprendizaje. Es un proceso. Le estaba diciendo a algunos chicos que son productores de jungle que si lo apresuras—e intentas tener la entrevista, el mixtape, el lanzamiento, y el feature todo el mismo mes—terminas sin usar el elemento capitalista de una buena manera. Terminarás usando todos los fósforos de tu caja, y cuando en realidad tengas algo bueno, no tendrás un canal.

Tomás: Es muy fácil que nos llamen una novedad en México, pero lo que realmente queremos es durar por cierto tiempo. No deben ser tres años; deben ser 50. Los artistas deben ser capaces de pagar sus cuentas de la música que hacen hasta que mueran.

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THUMP: ¿Cómo se juntó NAAFI?

Alberto: Comenzó en el verano del 2010. Originalmente era una fiesta bimensual que solíamos hacer en diferentes áreas de la ciudad. La idea era presentar talentos y sonidos sub-representados de la Ciudad de México y otras partes del mundo—y también crear un espacio de fiesta que realmente no estaba disponible para nosotros.

Lao: Empezamos a hacer fiestas en nuestras casas. Como estábamos viviendo juntos, algunas veces ni siquiera salíamos a fiestas—sólo esperábamos a que la gente [llegara] al after-party en nuestra casa, porque queríamos tocar nuestros tracks para nuestros amigos. Ahora, casi seis años después, es casi la misma esencia. Cuando hago un track, es porque quiero ver a mis amigos bailarlo.

Alberto: Empezó a crecer orgánicamente y a desarrollarse como una red de diferentes artistas de diferentes partes de México. Eventualmente, decidimos formalizarlo más como una disquera propiamente dicha. Ahora, operamos más como una oficina de producción, trabajando de cerca con instituciones culturales y museos.

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¿Cómo se conocieron?

Tomás: Alberto y yo somos del mismo estado, aunque nunca nos habíamos conocido. Él se mudó a Ciudad de México [a estudiar en la universidad] un año antes de que yo lo hiciera, y nos conocimos a través de un amigo de la universidad. Lao es de la Ciudad de México; en realidad nos conocimos a través de internet.

Lao: Yo tenía un blog. Publicaba música de México y del mundo. Creo que comenzamos a trabajar [juntos] después de la tercera o cuarta fiesta de NAAFI. NAAFI comenzó como una interacción en el mundo real—una fiesta que ocurría en el mundo real. Creo que SoundCloud, las plataformas de blogging, y lo que yo estaba haciendo eran un buen complemento para eso.

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¿Cómo era la escena de música electrónica en Ciudad de México en ese tiempo?

Tomás: Creo que cuando Lao comenzó su blog y nosotros empezábamos nuestras fiestas, no había ninguna escena que nos enorgulleciera. Así que ambos proyectos comenzaron por la falta de ese espacio. Y ahora parece que la industria en México ha cambiado—que hay una escena para nosotros.

Alberto: Hemos estado involucrados en muchos lados de la industria musical: hay productores y hay DJs, pero también hemos trabajado como promotores y periodistas musicales. Así que todos construimos juntos. Ahora hay más medios y diferentes canales y otras escenas que se está desarrollando, pero en el momento cuando comenzó, definitivamente eran más escasos.

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"Es bastante obvio que el capitalismo es sólo para el mundo occidental" –Tomás Davó

¿Cuál era la música de club predominante en Ciudad de México?

Lao: La música electrónica era considerada algo nuevo, pero también tenía esta suerte de estigma cursi—incluso aunque a principios de los 2000, había una escena saludable haciendo cosas experimentales. Luego, a finales de los 2000, principios de los 2010—después de que esa escena "indie dance" con artistas como Justice, Ratatat y Chromeo [ocurriera]—las marcas comenzaron a trabajar con música electrónica, porque sabían que era más fácil contratar DJs electrónicos que bandas, y producir fiestas en vez de conciertos. Para entonces, los clubes comenzaron a establecer música específica, como el house, el disco, el tech-house y el minimal techno. Y siempre va a existir el psy-trance o una escena rave en México, la cual estoy bastante seguro de que es más grande que cualquier otra escena.

Tomás: Solía ser la escena más grande, antes del EDM.

Lao: Es el mismo modelo de festival americano—la misma cultura siendo exportada al mercado mexicano. Después de que los festivales de música electrónica tuvieron esta explosión en la Ciudad de México, se volvió más fácil [encontrar] cosas como controladores y audífonos [en tiendas musicales].

Alberto: Aunque el EDM es barato y muy comercial, significa que toda esta generación está creciendo consumiendo música electrónica. Para nuestra generación, era una elección; podías buscar música electrónica, pero en realidad no estabas rodeado de ella. El EDM puede no ser la mejor música, pero significa que la gente ahora está lista para consumir otros tipos de música electrónica y club.

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Lao: Pasó poco tiempo antes de que la gente comenzara a experimentar más allá de los sonidos de la música electrónica mainstream. Ahora, puedo decir que hay una escena saludable de juke/footwork—como Ten Toes Turbo y otros sellos. Hay lo que llaman Rhythm and Bass; es este sonido basado en el R&B que nuestros amigos de Finesse Records en Monterrey están impulsando.

25 productores latinoamericanos menores de 25 años

¿Había algunos sonidos ignorados saliendo de México que querían resaltar?

Lao: El boom del tribal que ocurrió hace un par de años fue sólo una muestra de lo que [estaba] ocurriendo en toda esa escena. Sin embargo, [el tribal real] es un contexto y ambiente totalmente distinto: es principalmente una escena de DJs aquí en EEUU y cerca de la frontera. Ellos ni siquiera bailan esa música—son niños menores de edad súper ebrios.

Zutzut: No tienes tantas voces. [Durante] el boom, los productores les dijeron a esos chicos "Ah sí, vamos a empezar a hacerlo con un cantante", y lo hicieron para la radio y cosas así, pero el tribal en realidad no es así. Es más crudo y hardcore.

Lao: Y diría también [lo mismo] del perreo. Es algo separado del reguetón.

Zutzut: Creo que el reguetón es como MCs, productores y lo que todos conocen. Y el perreo y el cumbiatón son más como cultura bootleg. Es sólo hacer de DJ; no hay mucha producción original.

Lao: Algunos tracks ni siquiera son tracks—son herramientas para que los DJs mezclen en vivo.

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Zutzut: Creo que puedes hacer la misma distinción entre la música hip-hop y el Jersey club. Los [productores] de Jersey club están cortando tracks [de hip-hop] y haciéndolos su propia vibra.

Alberto: Es una música muy joven que productores muy jóvenes están sacando—algunas veces en sitios ilegales. No tiene reconocimiento en los medios. No la ponen en la radio.

¿La idea es crear conciencia de estos géneros fuera de México?

Alberto: Más que impulsar el género y exportarlo, nos gustan las conversaciones que pueden ocurrir al abordar sonidos específicos. Por ejemplo, cuando hablas de perreo, puedes terminar teniendo conversaciones sobre división de clases, machismo, violencia y seguridad en los espacios de los clubes.

Tomás: Y esta conversación de la que habla Alberto es algo que puede ocurrir cara a cara—como estamos [haciéndolo ahora]– pero también es algo que puede ocurrir en la fiesta, donde esta música está mezclada con música extranjera, y es justo como un gran choque de sonidos. Ahí es donde la gente participa en la conversación de una manera muy sensorial.

Lao: La música club es global. No necesitas pensar en exportarla o importarla—sólo en presentarla. Estos [géneros] son más cercanos a mí que los fundamentos de la música techno –así que para mí, es sólo usar ritmos que puedo utilizar en el club como eso: música club.

Zutzut: Muchas de estas escenas—no necesitan ser "rescatadas". Por supuesto, nos gusta invitar a algunas de estas personas a tocar o ponerlas frente a públicos distintos, pero muchos de estos chicos tribaleros, les dices "ah, he tocado tu música en Europa", y dicen "ah, cool". La gente que toca reguetón—tienen su propia escena que es súper fuerte, y están felices ahí.

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Lao: La gente está diciendo "oh, estás mezclando música electrónica con un cantante de Panamá" –pero si piensas [en eso], había gente haciendo eso en los 90. Los primeros tipos haciendo mixes de reguetón, tomaban una melodía de un hit de house de los 90 y le agregaban percusiones jamaiquinas encima, y rapeaban sobre el track. Nosotros lo estamos haciendo con cosas diferentes o más nuevas, pero todo [ya] se ha hecho de alguna manera. Le puedes poner percusiones de reguetón en un track –puedes hacerlo con lo que sea. Pero el track que escoges –eso es lo que te hace distintivo. ¿Por qué escogiste [esas dos cosas] e hiciste un puente entre ellas?

Un viaje de Brooklyn a México con Discwoman

Cuando comenzaron NAAFI, ¿había algún otro artista que creaba un modelo de lo que querían hacer?

Lao: ¿Conoces la banda Molotov? Ellos abandonaron su disquera para su último disco porque se dieron cuenta de que no la necesitaban. Habían estado tocando por casi 20 años, y eran súper famosos. Al final, lo mejor para ellos era hacer su propio disco, prensar sus propios CDs, y venderlos fuera de sus conciertos.

Tomás: En realidad Alberto y yo somos muy ingenuos, y todavía es muy experimental, y estamos intentando descubrir qué es la industria musical. Y al mismo tiempo siento que la industria tampoco sabe lo que es, así que definitivamente no había un modelo que pudimos haber copiado.

Mariel: Y pienso que una de las cosas más importantes por las que NAAFI está prosperando tanto es que dentro del equipo, no hay sólo [gente] haciendo música, sino [gente haciendo] detrás del escenario todo lo que va con ello: la dirección artística, toda la parte de networking, la distribución, [organizar] las fiestas, hacer todas estas cosas que son necesarias para estar en contacto con la escena global.

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Lao: Estaba pensando en esto en algunas charlas—como darles tips a productores y otros músicos sobre cómo hacer que [las cosas] funcionen, al menos en México. Al final, la industria musical hoy en día no te está ayudando –necesitas construirla tú mismo. Puedes construir tu propia industria musical.

Alberto: Somos promiscuos y oportunistas.

Cinco fiestas underground en la CDMX

De izquierda a derecha: Lao, Tomás Davó, Mexican Jihad, Zutzut y Pepper Kilo. Foto por Jesse DeFlorio

Ustedes han colaborado con otros colectivos de música club experimental, como NON y Teklife. ¿Hay algo en el aire que está causando que estén surgiendo estos crews con mentalidad similar?

Alberto: Creo que es nuestra respuesta al capitalismo. [Colaborar] es una estrategia de supervivencia para mantener creciendo nuestros proyectos con [los recursos] que tenemos enfrente, y esos son principalmente relaciones personales y humanas. Vemos las colaboraciones como una manera de existir, de participar en una economía de mercado. También lo estamos viendo en diferentes niveles de consumo y producción –no sólo con la música, sino también con la comida y la ropa.

Zutzut: Gente como NON—éstas son personas con las que te puedes sentir más relacionado en cuanto a sonido porque están en una situación más como la tuya en tu vida diaria. Sus luchas diarias están relacionadas.

Lao: Lo que tenemos en común con esos sellos, y con muchos otros, es que estamos trabajando con identidad. Esta estética cursi y kitsch de México, por ejemplo—en la ciudad, nadie tiene este sombrero o estos huaraches. Creo que Teklife, NON, las casas de ballroom en Nueva York, muchas personas en todo el mundo—trabajan con su identidad [de una manera] que responde de una manera honesta a [su] contexto, [reflejándolo] en una manera contemporánea.

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Alberto: Muchas de las personas involucradas con NAAFI no son tus personas típicas. Muchos de nosotros somos muy raros, muchos de nosotros somos muy nerds, muchos de nosotros no venimos de Ciudad de México. Hay gente de Ciudad Juárez, Chihuahua; hay gente de Monterrey; hay gente de Oaxaca. Y ahora hemos expandido NAAFI para incluir proyectos que no son necesariamente de México. Estamos trabajando con Lechuga Zafiro de Uruguay, Imaabs de Santiago de Chile, Füete Billëte de Puerto Rico y Zakmatic, que es originario de Las Vegas pero estuvo basado en L.A. por un tiempo.

¿Qué hace que juntarse y operar como parte de un crew más grande sea ventajoso desde una perspectiva de negocio?

Tomás: Es tomar ventaja del capitalismo y sacarle el mayor provecho posible. Es bastante obvio que el capitalismo es sólo para el mundo occidental, y todo el que tiene que vivir bajo esas reglas pero no es occidental—ellos tienen que lidiar con un lado totalmente distinto de la moneda del capitalismo.

Alberto: Es más como una respuesta a ese capitalismo—es decir, ¿qué otra salida tenemos? Sí tenemos que coquetear y negociar con marcas de vez en cuando, pero realmente no tenemos acceso a esa infraestructura—es como una ilusión de que existe, o a la que tienes acceso. Al final, se trata más sobre supervivencia, y sobre cómo logras hacer cosas con tus propias limitaciones.

Lao: Creo que [había esta] forma de pensar alternativa de finales de los 90 hizo que los chicos pensaran que si eres un artista, hacer dinero es malo y está mal, porque estás capitalizando algo que debería ser gratis. Por ejemplo, aunque yo estudié en una escuela de cine súper lujosa, todos los chicos decían "oh, soy tan artista que no voy a cobrar por mi trabajo". No es cierto—porque lo harás si tus padres te están pagando tu renta. Al final, si necesito hacer algo que no pensaba hacer, lo haría, porque amo lo que hago. Pienso que es una forma inteligente de usar lo que podemos llamar capitalismo: creo que es más disruptivo si lo usas y te infiltras en él.

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Sé que tuvieron una residencia en un museo. Para las fiestas, ¿suelen ser en clubes reales, o espacios ilegales—o son en todos lados?

Zutzut: Siempre son en lugares diferentes, y creo que eso es parte de la vibra de las fiestas de NAAFI.

Lao: Como dijo Alberto, NAAFI es promiscuo y oportunista. Hicimos eso en el museo sólo por el hecho de que tuvimos la oportunidad de hacerlo. O podemos ir y tocar en un club elegante y podemos hacer que este lugar luzca [tan alocado] que no nos volverán a dejar entrar después de eso.

Alberto: Y esa promiscuidad nos ha llevado a todos lados, desde galerías hasta…

Tomás: …Miami Art Basel.

Zutzut: En estos casos, los chicos del underground dicen "NAAFI no es lo mismo". Y yo digo, "wey, ¿quieres que toque en mi apartamento todo el tiempo?".

Lao: Pero una vez van a una fiesta, ellos saben que todavía es la misma vibra.

Alberto, ¿en qué pensabas cuando estabas diseñando la identidad visual de NAAFI?

Alberto: Al principio, mientras comenzábamos a atraer prensa al proyecto, todos estaban conectándose con nosotros y describiéndonos a través del internet. Quería separarnos de eso, y realmente enfatizar el carácter físico de la música. Así que muchas de las imágenes que ves que produce NAAFI son fotos de objetos reales, y situaciones reales o eventos que produjimos. Decidí dejar de utilizar la computadora para generar imágenes y, en su lugar, fotografiar objetos que podrían ser comprados en la calle, o [como parte de] algún tipo de economía informal. En ocasiones, [hacemos nuestros] propios productos de marca. Las portadas de Radio NAAFI son un buen ejemplo de esto.

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Tratamos cada fiesta o cada lanzamiento o cada comunicación que tenemos como su propia campaña visual. También es muy muy honesto en la manera en la que trata sobre sus propias limitaciones. Nos gusta mostrar cómo hicimos la imagen. Recientemente alguien comparó el arte con un render de una portada de PC Music, y es como completamente opuesto.

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¿Es esta idea de las limitaciones—o de superarlas—una buena metáfora del colectivo como un todo?

Alberto: Oportunidades, sí.

Tomás: La gente con quien trabajamos—no queremos que se limiten a sí mismos.

Alberto: Tienes que estar seguro de ti mismo.

Tomás: Eso es en realidad un requerimiento para estar en NAAFI: no debes sentirte tímido de ser tú mismo.

Lao: Porque también, es una gran aventura. Al final, cuando todos seamos viejos, habrá sido esta gran curva de aprendizaje. Es un proceso. Le estaba diciendo a algunos chicos que son productores de jungle que si lo apresuras—e intentas tener la entrevista, el mixtape, el lanzamiento, y el feature todo el mismo mes—terminas sin usar el elemento capitalista de una buena manera. Terminarás usando todos los fósforos de tu caja, y cuando en realidad tengas algo bueno, no tendrás un canal.

Tomás: Es muy fácil que nos llamen una novedad en México, pero lo que realmente queremos es durar por cierto tiempo. No deben ser tres años; deben ser 50. Los artistas deben ser capaces de pagar sus cuentas de la música que hacen hasta que mueran.

NAAFI se enfrenta contra NON Records en el Festival de la Red Bull Music Academy en Nueva York el 20 de mayo.