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Música

Tener sexo en festivales no es tan chévere como lo pintan

Lo mejor de los festivales de música es que todas las reglas que normalmente gobiernan nuestra vida diaria no aplican. Arriba es abajo, los sombreros te hacen lucir mejor y el sexo es una de las actividades menos divertidas en la oferta.
Emma Garland
London, GB

*Este artículo se publicó originalmente en VICE

Los festivales de verano son lo más parecido a una temporada de apareamiento humano. Los pingüinos se van a la playa a fertilizar huevos; los humanos se van a un campo en Surrey, se meten un montón de drogas y encallan en una playa de muslos desnudos, torsos de chicos y chicas y se entregan al curso natural de las cosas.

El único problema con todo esto es que tirar en un festival es horrible. Lo mejor que te puede pasar es que el chico feo de Rizzle Kicks te lleve a su autobús para pasar el rato contigo, y luego te deje tirado a media noche en algún lugar de South Mimms. Lo peor, que te levantes en un rastrojo con alergia al pasto, alguna ETS y una niñita de 19 años que te enviará mensajes de texto cada media hora hasta que llegues a casa. Los festivales, en definitiva, son los peores lugares para tener sexo. Más razones a continuación:

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Las carpas son, literalmente, el peor lugar para tirar

No importa que tan eróticos sean tus movimientos, sus efectos se verán encogidos dentro de una carpa de un metro cuadrado, con pieles pegajosas y gotas de sudor cayendo por todos lados. Las cosas no mejoran si se meten en el sleeping, estará tan mojado como si hubiesen soportado cuatro bombas en el desierto. Además, la restricción de movimiento va a traerles problemas de circulación, por lo que en vez de parecer dos humanos apareándose, se verán como un par de anguilas intentando liberarse de una bolsa de basura.

Y eso asumiendo que lograste poner tu carpa en pié. Al menos deberías intentarlo. Si de repente te encuentras teniendo sexo en el barro o toqueteándote con alguien durante el concierto de Rudimental, debes recordar algo: todos estamos observándote y, probablemente, te sacaremos fotos.

¡Es asqueroso!

El sexo en festivales es 10% fricción y 90% hedor. El olor de la planta de tratamiento residual más cercana no es muy distinto al que te encontrarás en los pantalones de alguien que ha estado cocinando sus genitales a fuego lento durante tres días. Añádele el calor de la carpa y los retretes apocalípticos, y parecerá que estás buscándote una candidiasis. Te arrepentirás de haber llevado cinco shortcitos en vez de algo más abrigado. Si te encuentras con alguien con quien quieras dar un paseo, intenta darle una ducha antes y que no apele al sexo sin condón. Poniendo de lado los riesgos obvios en materia de salubridad, no hay nada más deprimente que la corrida de un completo desconocido en el sleeping en el que dormirás el resto de fin de semana.

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Estarás los suficientemente aturdido como para pasarla rico

Si consideramos que el orgasmo femenino es en parte psicológico, un festival, esencialmente, es un lugar en el que todas las condiciones anti-orgásmicas se unen para morirte de risa a expensas de las chicas. A menos que tu idea de estimulación y relax sea una combinación sonora entre el bar más cercano en el que suena Dub Side Of The Moon, y la carpa vecina en la que alguien –en pleno bajón de ketamina– no para de gritar algo sobre bananos y candados, es probable que desistas de la idea de tener sexo. Pero entre gustos no hay disgustos, supongo.

Igualmente, el sexo en festivales sucede en total oscuridad. Entonces, es bueno que consideres que la mayoría de sujetos serán un revoltijo de hippies, actores callejeros y blogueros fashion. Sin embargo, es importante saber que si tienes la esperanza de tener un orgasmo, debes tener claro lo que quieres y ser capaz de encontrarlo sin andar todo el tiempo buscándolo. Las probabilidades de que eso suceda pueden ser inexistentes por andar perdiendo el tiempo pensando que el sexo en carpa es la mejor idea. Solo hay dos formas de iluminar el interior de una carpa: linternas, que proyectarán absolutamente todo en las paredes de la carpa, en una suerte de arte porno; y velas, que seguramente te matarán. La única manera de evitar este problema es llevarte a tu carpa al geólogo del colectivo animalista y convencerlo de que se deje su casco-linterna.

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El foreplay es imposible

La parte más importante del sexo –el foreplay– es físicamente imposible. Las bocas y las manos están fuera de juego, a menos que hayan pasado por rigurosos chequeos higiénicos, pero nadie tiene tiempo para eso. Cuando tus uñas están llenas de partículas de papas fritas, excrementos y ketaminas, los pañuelitos húmedos no servirán de mucho. Chicas, van a experimentar la verdadera aridez de una champaña extra seca, a menos que terminen enredadas con el maniático que lleva lubricantes (en tal caso deberían huir).

Habiendo dicho todo esto, si de casualidad te encuentras alguien que te haga enloquecer en la carpa por encima de todos los obstáculos mencionados, bien hecho, felicitaciones, has encontrado a tu animal espiritual, ¡no lo dejes ir!

Hay mejores cosas por hacer

Lo más genial de los festivales de música es que todas las reglas que normalmente gobiernan nuestra vida diaria no aplican. Arriba es abajo, los sombreros te hacen lucir mejor y el sexo es una de las actividades menos divertidas en la oferta. La mayoría de festivales cuestan más que tu arriendo, y si se te presenta la oportunidad de bailar alrededor de una araña gigante incendiada, con un stripper en una mano y Bradley Cooper en la otra, no deberías perdértela por algo que puedes hacer en mejores condiciones durante tu hora de almuerzo. Lo que sea que te hayas metido, no debería llevarte a pensar que tener un romance con el sujeto del tocado indio es una buena idea. ¡No lo es!

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Verás a los chicos malabaristas estirar partes del cuerpo que no tenías idea que existían, pero lo que sea que te excite de todo eso dejará de hacerlo tres días después, cuando no se te haya quitado de la lengua ese sabor a queso rancio. La euforia te encenderá. Te encontrarás húmedo –en todos los sentidos más cochinos–, chocando contra cuerpos que huelen más que verse, y deseando haberlo hecho por accidente con tu mejor amigo para no pasarte el resto de la fiesta buscándolo.

El mejor lugar sobre el planeta para que todo te salga mal

A falta de un video de educación sexual de colegio católico, si terminas bailando sin pantalones y tienes algún accidente, te encontrarás en un charco de mierda rodeado de gente cuya única reacción será subir una foto tuya a internet. Es el peor lugar, aparte de una zona de guerra, para tener problemas sexuales. "Ah, nada malo me va a pasar", dirás, pero déjame narrarte la historia del amigo de un amigo que pensó lo mismo antes de ir a tocar al Sonisphere 2010 (prueba de que ni los músicos se salvan):

"Me fui a la carpa de una chica a quien conocí y comenzamos a tener sexo. Después de un rato me di cuenta de que las cosas se estaban poniendo algo pegajosas y húmedas. Pensé que eran los fluidos típicos… era sangre. Me desgarré el frenillo. Nos dimos cuenta cuando ella encendió su teléfono y vimos el charco de sangre. "¡Mierda! es la carpa nueva de mi amiga, me va a matar." Entonces salí a mear, desnudo, y un grupo de metaleros que caminaban por ahí me iluminaron con una antorcha. Parecía como un desnudo de cuerpo completo para un álbum de Andrew WK. No es necesario decir que estaban impresionados. Recogí mi ropa ensangrentada y me fui a la fiesta. Todo fue oscuridad hasta que desperté enterrado en los puffs del bar de artistas (que está cerrado y vigilado toda la noche), rodeado de sangre. No pude tener sexo durante un mes, por los daños".

Sigue a Emma en Twitter: @SickBae
Fotografías por Sam Odumosu, William Coutts, Paley Fairman y Egli Trezzle.