Traté de comenzar una nueva carrera musical en 30 minutos
The author lost in music.

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Traté de comenzar una nueva carrera musical en 30 minutos

Tenía media hora para hacer una pieza maestra y comenzar una nueva vida. ¿Lo logré? Descúbrelo…

Siempre quise hacer música, creo. Siempre soñé con pararme en un escenario, resiviendo aplausos y adulación de mi público. Siempre quise comprar mis propios discos en las tiendas de música. Siempre quise responder una entrevista por email en lugar de ser el tipo que las envía. Nunca sucedió. Hasta ayer. Ayer fue el día en que me convertí en amo de mi destino y cambié mi vida para siempre.

Antes de ayer hubo un millón de ayeres en que mis sueños seguían sin realizarse. Traté de realizarlos en numerosas formas. Hubo lecciones de piano abortadas con mi abuelo, sesiones veraniegas en la escuela de rock donde de inmediato era degradado a tocar el triangulo en una improvisada banda de nu-metal formada por mi y cuatro chicos que realmente gustaban de los Deftones. Incluso pedí una guitarra dos cumpleaños seguidos. Nunca aprendí a tocar la primera que recibí. Ambas descansan, tristemente, sin amor, en la recamara de mi hermano, con las cuerdas rotas, maltratadas y con talento desperdiciado. Aunque para comenzar no había mucho talento que malgastar.

Publicidad

Mientras mi voz se quiebra lentamente me doy cuenta que nunca sería el desaliñado y extraño bajista vistiendo un look post-hardcore de gira por pueblos provincianos que inspira devoción a la clase de chicas que imagino que leen a Sylvia Plath con un intenso sentimiento, justo como el que me dije a mi mismo que tenía. Obviamente no lo tenía—yo era un adolescente y en todo lo que piensan los adolescentes es en Pro Evolution Soccer y en hacerse su siguiente paja. De cualquier forma, fue en estos días de adolescencia que le dije adiós a las niñerías y pensé en convertirme en escritor. Nunca iba a hacer música realmente así que tenía sentido forjarme una carrera que me permitiera sacar mis latentes frustraciones en aquellos desgraciados que si podían tocar instrumentos. ¡Mírame ahora! ¡Toma eso mundo! ¡Estoy volando!

¡Dándole duro al trabajo!

A mediados de la década pasada todo estaba en la edad de piedra, así que nunca pensé en hacer música en una computadora. Seguro, había incursionado con Music 2000 pero incluso en esa época solía samplear a los White Stripes y hacer una voz de computadora que sonará como un orgasmo. Algunos años más adelante me encontraba revuelto con Fruity Loops de vez en cuando antes de hartarme hasta la frustración. Nunca sería un Aphex Twin. Ni siquiera llegaría a ser Squarepusher.

Pensé que finalmente dejaría caer todo junto a mis otros sueños y esperanzas, finalmente pensé que la idea de ser músico yacía en el suelo hecha cenizas en un cubo de basura con mis ambiciones de ser un defensor central y dueño de una tienda. Entonces, ayer, decidí ponerme un desafío. Me iba a dar un tiempo limite. Iba a trabajar sin restricciones. Haría una canción en 30 minutos.

Publicidad

El internet está lleno con sitios que te permiten hacer eso, a diferentes niveles de competencia. Llegué a Soundtrap. Porque se veía bonito. No había una razón fundamental para mi selección. Sólo se veía bonito. Así que me armé de media hora, una caja de Frosties y una botella de agua, estaba por embarcarme en un viaje transformador que podría cambiar mi vida por completo. Quizá.

Esto era todo. Ya estaba listo. Estaba por hacer una canción. Todo se veía tan fresco, tan prístino, tan puro y perfecto que parte de mi no quería cosas tontas. Cómo podía mejorar las posibilidades en la mente, me pregunté. ¿Cómo alguien traduce el existente infinito en nuestro interior hacia algo tangible, real y audible? Estaba desconcertado. Algo preocupado. Tenía que continuar. Debía continuar. Continúe.

Después de tres minutos las cosas iban bien. Ya había encontrado un loop de batería para darle base a mi track—resultó que yo era completamente arrítmico en mi intento de programar mis propias baterías lo cual fue desastroso. Era tan malo que ni siquiera podía fingir que era un track de broken beat. Gracias, This Beat Is Sick por ayudarme. Te debo una chela. ¡Cuando llegue la realeza de los cheques! También se darán cuenta que Soundtrap decidió checarme y asegurarse de que estaba disfrutando mi experiencia hasta ahora. ¡Claro que lo estaba! Probablemente también notarán los bookmarks interesantes que tengo. Los bookmarks te dicen mucho sobre alguien. Estos te decían que me gustan los toreros adolescentes y los edredones de Ikea. De hecho si me gustan.

Publicidad

El tiempo vuela cuando te diviertes. Tenía un beat enfermizo y encontré una increíble secuencia de Kompakt. Decidí hacer un relajante y emocional track de tech house. Para esto había llegado a la tierra. Y eso es lo que estaba haciendo. Todos los buenos tracks de club necesitan bajeos masivos, ¿cierto? No puedes depender sólo de los graves en el kick. Una chillante bassline de dos notas era la indicada para mi y me estaba poniendo algo acido. Hasta que cambié mi mente y escogí un tono llamado Kenny Lravitz y pase treinta segundos tratando de recordar como lucía el pito de Lenny Kravitz y entonces momentáneamente me distraje pensando en los pitos de otras celebridades. Tuve que sacudirme todo eso con un refrescante trago de agua carbonatada—esta no era hora para pitos. Había que hacer música.

Habían pasado diez minutos y aún sentía que estaba en la obscuridad de algún modo. Entonces me golpeó. Una secuencia de acordes es buena… ¿Dos serían mejor? ¡Lo eran! Sentí que algo me llegaba y de inmediato fui a Amazon a comprar un enorme Toblerone y un par de pantuflas como un presente adelantado por el día de pago.

Pasando la mitad de la marca me entró el pánico. Lo que produje era bueno, probablemente sonaría sorprendente en las bocinas adecuadas y definitivamente me firmaría un gran sello, pero necesitaba algo más. Necesitaba pizzas. Me encontré en la sección de EDM y las cosas estaban por ponerse tamaño estadio.

Publicidad

¡EL BASSLINE DE DOS NOTAS! ¡LAS BATERIAS! ¡LOS ACORDES! MÁS ACORDES! EL SONIDO DE UN AVIÓN DESPEGANDO DE UN HANGAR! ¡ELEMENTOS ORQUESTALES! ¡ESTO ES TODO! MAMÁ, PAPÁ, VOY A DEJAR VICE MEDIA Y ME VOY DE GIRA… ¡ESTO ES TODO!

NO REALMENTE. Con tan sólo unos preciosos momentos de sobra, quite mi bassline y lo cambié por uno ya hecho. Me encantaría decir que sentí una clase de pena artística por ello, pero no. Quería producir una pieza maestra y no me importaba cómo. El nuevo bassline encajaba perfecto. Por unos segundos estaba en éxtasis. ¡Mamá, papá, regresen!

Y se terminó el tiempo. Eso era todo. Treinta minutos habían pasado. ¿Con qué me quedé? Bueno, algo que lucía como esto:

En el momento exacto que sentí que había encontrado un nuevo llamado en mi vida. Este era el nuevo yo. De ahora en adelante sería uno de esos chicos de la música que sacaban drops, vips, remixes y bootlegs por todos lados y mi capital social se elevaría. Entonces lo escuché de nuevo. Así sonaba:

Joder, soy bueno en esto pensé. ¡Que track! ¡Los 6:50!

§

El tiempo ha pasado desde que completé esa canción y aún sigo varado. Las siete reproducciones en SoundCloud son un legado de que soy confidente en que en algún momento Michael Mayer podría escucharlo—que será un día de estos seguramente—me darán ese trato con el que siempre soñé. Es mejor que un 12% de las cosas que llegan a mi inbox día tras día.

Aprendí mucho en esos 30 minutos: aprendí que la paciencia es una virtud, que las buenas cosas llegan a aquellos que usan loops pre-fabricados y lo más importante, que hacer música es muy muy fácil. Honestamente. Esperen un álbum de mi parte próximamente.

Sigue a Josh en Twitter