Tus creencias y expectativas afectan tus viajes de drogas

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Tus creencias y expectativas afectan tus viajes de drogas

Tu estado de ánimo, creencias, expectativas, así como tu entorno físico y social determinan si tu viaje te llevará al paraíso o directo al infierno.

_Foto por el usuario de Flickr Heath Alseike._

*Este artículo se publicó originalmente en VICE.

Los expertos en sicodélicos están bien versados en el set and setting: la idea de que tanto tu estado de ánimo, creencias y expectativas ( set), así como tu entorno físico y social ( setting) determinan si tu viaje te llevará al paraíso o directo al infierno. Este concepto ha sido un fundamento de la práctica sicodélica desde que el gurú Timothy Leary lo promovió en los años sesenta y setenta.

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Sin embargo, las investigaciones recientes acaban de mostrar que estas influencias son más poderosas de lo que se pensaba anteriormente y que pueden afectar desde qué tan agresivo te vuelves cuando estás borracho hasta tu riesgo de volverte adicto/a, tu experiencia de dolor e incluso si eres propenso a sufrir una sobredosis. El entorno y las expectativas pueden matarte la fiesta o embellecer tu viaje, al mismo tiempo que cambian la forma en que tu cerebro procesa la información.

De acuerdo con Ted Kaptchuk, un reconocido investigador sobre los efectos placebo y profesor de medicina de Harvard, "depende de qué sea lo que busques, pero en asuntos como el estado de ánimo y el uso recreativo de drogas, la evidencia sugiere que [las expectativas] son bastante importantes".

Por un lado, si crees o no que estás consumiendo una droga es algo que puede afectar tanto tu experiencia como la forma en que tu cerebro reacciona. Un estudio reciente sobre fumadores mostró cuán profundos pueden ser estos efectos.

En los fumadores a quienes se les dieron cigarros con nicotina —a pesar de que se les dijo que no tenían dicha sustancia— la respuesta cerebral a la droga redujo dramáticamente. Probablemente esto hizo que fumar fuera mucho menos satisfactorio, ya que hizo que la actividad en regiones cerebrales que contienen al neurotransmisor dopamina —relacionado con el deseo y placer— disminuyera.

"Es un gran descubrimiento", dijo Tor Wager, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Afectiva de la Universidad de Colorado y que no estuvo involucrado en la investigación.

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Los autores del estudio alegan que los datos tienen implicaciones aún mayores para entender las adicciones: básicamente, que las creencias afecten a la dopamina de la misma forma que las drogas, hace que la sicología de la condición sea crítica. Escribieron que la disminución del estado "high", que deriva de una falsa creencia sobre consumir una droga, indica que "aunque pueda tratarse de dependencia física, la sola anormalidad en los índices de dopamina no es suficiente para representar toda la gama de síntomas adictivos".

Que una cultura vea a la embriaguez como algo infame o como una insignia de la masculinidad es algo que también afecta lo que los antropólogos llaman "comportamientos de borrachos".

También es sabido que las creencias afectan los efectos del alcohol, pues las ideas culturales sobre lo que la gente hace cuando está ebria influye en la forma en que se comporta al estar en dicho estado. "Ciertamente hay diferencias individuales en la forma en que se comporta la gente cuando está ebria y claramente está estructurada por las expectativas culturales", dijo Robin Room, profesor de investigación de políticas del alcohol de la Universidad de Melbourne, Australia.

Por ejemplo, hay estudios que muestran que la creencia de que el alcohol provoca comportamientos agresivos puede influir en que la persona se torne violenta cuando está borracha. Otro tipo de creencias sobre los efectos del alcohol en sensaciones como relajación y estimulación también influyen en qué tan borracho/a te sientas. Que una cultura vea a la embriaguez como algo infame o como una insignia de la masculinidad es algo que también afecta lo que los antropólogos llaman "comportamientos de borrachos".

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"Varía mucho según la situación dentro de una cultura en particular y en quién está bebiendo", observa Room, quien menciona al género como un factor. La biología, la cultura, el entorno y la sicología juegan una parte importante.

Los buenos viajes también cambian por las expectativas. Por ejemplo, cuando a algunos adictos a la cocaína (que no buscaban ayuda) se les dio metilfenidato IV (Ritalin) y se les dijo que les darían un estimulante, su metabolismo cerebral incrementó en un 50 por ciento, su ritmo cardiaco aumentó y reportaron un aumento del 50 por ciento en sensaciones como "gusto" por la droga y sentirse "high", comparados con aquellos que creyeron que recibirían un placebo, pero en cambio se les dio la misma dosis.

Algunas veces la influencia de las expectativas incluso va más allá de la consciencia. "La anticipación modifica mucho los efectos de las drogas y medicinas, ya sea consciente o inconscientemente", dijo el profesor Kaptchuk.

En un estudio que Kaptchuk y sus colegas acaban de publicar, 49 personas aprendieron a asociar dibujos de caras específicas con niveles de dolor que se les aplicaron en los antebrazos. Una vez que aprendieron esta conexión, al ver las caras anteriormente asociadas con un dolor más intenso, el dolor moderado se volvió aún peor, y ver las caras asociadas con un dolor más soportable hizo que sintieran alivio.

Este descubrimiento no fue del todo sorprendente; después de todo, estudios anteriores ya habían mostrado que las pistas asociadas con la angustia empeoran el dolor, mientras que aquellas relacionadas con experiencias placenteras intensifican el placer. Sin embargo, lo que resulta curioso de este nuevo estudio es que aun cuando los participantes no podían ver bien las caras —estaban enmascarados para que las imágenes no pudieran ser reconocidas conscientemente—, el dolor moderado era aún mayor cuando había caras de "dolor intenso".

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De manera inconsciente, los cerebros de los participantes habían sido condicionados a predecir si una cara significaba mayor o menor dolor. Y así, aun cuando no podían identificarlas conscientemente, sus cerebros respondían a las caras, aumentando el dolor.

Las ratas a las que se les dio heroína en la misma jaula son más propensas a morir por altas dosis si posteriormente se las dan en un entorno diferente.

Este tipo de condicionamiento no sólo afecta el dolor: también altera muchos tipos de respuesta a las drogas. Por ejemplo, investigaciones tanto en ratas como en humanos sugirieron que la tolerancia a las drogas como la heroína y analgésicos recetados hasta cierto punto depende de pistas en el entorno. Las ratas a las que se les dio heroína en la misma jaula son más propensas a morir por altas dosis si posteriormente se las dan en un entorno diferente. En los humanos, este efecto puede ser responsable de algunas muertes por sobredosis que ocurren cuando las personas consumen su dosis regular en un lugar diferente. Esto podría sugerir nuevas líneas de investigación para la prevención de sobredosis.

"Es una forma de condicionamiento", dijo Wager. "De algunas cosas estás consciente, de otras no". Por lo tanto, la tolerancia a una droga, en la que necesitas consumir más de lo normal, no es sólo farmacológica, sino también sicológica. Tu cerebro depende de pistas inconscientes relacionadas a dónde, cómo y con quién consumes normalmente la droga para que la tolerancia entre en acción.

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Extrañamente esto significa que las expectativas pueden o aumentar o disminuir los efectos de las drogas. En el caso de los cocainómanos a quienes se les dio Ritalin, el esperar la droga aumentó su placer. Pero la expectativa de tomar una droga en el lugar en el que normalmente lo haces también puede crear tolerancia y reducir los efectos. De hecho, el efecto es a veces tan grande que si consumes la droga en una nueva situación, podrías morir.

La pregunta de quién se volverá adicto/a al alcohol o a otras drogas está también fuertemente influenciada por el set and setting. Una serie de experimentos de los setenta, en los que las ratas fueron colocadas en conjunto y se les dieron varios juguetes, así como un entorno estimulante (" Rat Park"), encontraron que si se les daba oportunidad, las ratas consumían mucha menos morfina, comparadas con las ratas que estaban solas. Tener un entorno social y físicamente mejor hizo a los roedores más resistentes a la adicción y éste también parece ser el caso en humanos.

De hecho, cuando los investigadores forzaron a las ratas del Rat Park a que se volvieran físicamente dependientes y les enseñaron que beber agua con morfina podía calmar los síntomas de abstinencia, éstas tomaban ocho veces menos droga que las ratas enjauladas, cuyas vidas eran el equivalente a estar en aislamiento.

Un estudio publicado en junio encontró efectos similares con la cocaína. Ratones que recibieron estímulos extra —como ser entrenados para encontrar Cheerios como recompensa— eran menos susceptibles a desarrollar una fuerte preferencia por una cámara donde posteriormente eran expuestos a la cocaína. Además, otros estudios han mostrado que variar las condiciones de un experimento —como la posibilidad de socializar, las condiciones de vida o la forma en que son criados— influye en si las ratas prefieren dulces o cocaína.

Podemos decir que las drogas en sí son tan sólo una cara de la moneda y que si queremos mejores formas de atacar los problemas de drogadicción necesitamos ver más allá del cerebro. La adicción es mucho más que una simple exposición del cerebro a una droga; esto implica tomar repetidas decisiones en un entorno complejo y aprender inconscientemente a asociar a la droga con el alivio. Igualmente, la recuperación implica aprendizajes complejos y es mucho más fácil en un entorno que ofrezca opciones significativas y relaciones afectuosas. Para evitar adicciones y reducir daños relacionados con las drogas es esencial un entendimiento básico del set and setting.