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Música

La historia secreta de las películas, los monstruos y la música electrónica

"Dentro del concepto de monstruo radican nuestros pensamientos de las discapacidades, lo queer, la niñez y la adolescencia."
A few weeks back now a package arrived from Fitzcarraldo Editions, one of Europe's leading independent publishing houses. Inside was This Young Monster by Charlie Fox, who for the uninitiated, is a young London-based author who writes for magazines like The Wire, ArtReview, and Sight and Sound. This Young Monster is his first full-length work, and it is, to be blunt, an unequivocal masterpiece of cultural criticism. The book assesses how the concept of the monster irradiates our thinking about queerness, disability, children and adolescents, Fox looks at everything from the films of Rainer Werner Fassbinder to the photos of Larry Clark via Leigh Bowery's attempt to turn life into a never ending performance piece, always asking the reader to think about their own relationship to monsters, and monsterism. I tore through it in a single sitting, and you'll be likely to do the same thing.

En la siguiente pieza, Fox examina cómo la música electrónica, tal y como la refracta en el prisma de las principales preocupaciones del libro, lo han impactado a él y a su percepción de existir en el mundo.

(Josh Baines, editor de THUMP UK)

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This Young Monster se metió en mi cabeza una noche mientras me repetía A Clockwork Orange: Es exactamente lo que el tipo "macho" diría de Alex, el psicópata héroe y amante de la diversión de Stanley Kubrick. Quería juntar todo ese arte de ser un monstruo durante la niñez y la adolescencia, clavarle los colmillos y volverme loco. Las piezas maestras adolescentes como Buffy la cazavampiros y Halloween van cogidos de la mano con Alicia en el País de las Maravillas, la delincuencia juvenil, el heavy metal y Buster Keaton. Para mi, la música es la zona alucinógena donde se tiene licencia para perderse; quería que el libro fuera así. Es ruidoso, mutante y onírico con todas estas voces distintas, es un cuento de hadas bullicioso y atemorizante. Muerde. Esto no es precisamente el soundtrack que acompaña el libro, es más una playlist que escucho mientras escribo, medio vampirezca, como para mantener la cosa viva.

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1. Michael Jackson - "Thriller"

Devolvámonos a Halloween del 1999: Soy un pre-adolescente obsesionado con el horror, caminando por los suburbios con una máscara de hombre lobo acompañado de algunos amigos. Escondido entre árboles oscuros que todavía huelen a fogata, hojas muertas y calabazas que explotaron al atardecer, siento una vibra brillante. Más tarde esa noche, veo la cinta de Thriller que alquilé del ya muerto Blockbuster y enloquezco, principalmente alrededor de Vincent Prince que la rompe con su rap —'stand and face the hounds of hell!' (bonus track: Vincent recitando 'The Harlot's House' el mismo año)— Pero también enloquezco con el gancho del sintetizador que imita el latido de un corazón zombie y el maquillaje que prepara Rick Baker para los cadáveres bailarines, cuya rancia similitud podría representar el aperitivo de un necrófilo. Y es aquí cuando Michael Jackson se sale de su categoría pop y salta a los orígenes del bogeyman en drogas; pronto las cosas se iban a poner muy oscuras, sin duda.

2. Matmos - "Public Sex for Boyd McDonald"

Hay un montón de queers radicales en el libro (remitámonos a Macaulay Culkin en MDMA sacudiendo su pompón en Party Monster) y no solamente porque era necesario recordar danse macabre y la realidad de que el sida promovió la imagen de que los homosexuales eran unos monstruos desviados. "Public Sex for Boyd McDonald" aparece en el album A Rose Has Teeth in the Mouth of a Beast, un CD de elegías para los artistas gays. En esta transmisión en vivo, la canción viene cargada de saxofones melancólicos y está acompañada por el video de un Narciso rubio deleitándose de su propia existencia en una tina caliente.

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Los contenidos de todas las canciones de Matmos parecen las instrucciones de cocción del caldero de una bruja: han ensamblado su psicodélica y lujuriosa música mediante la manipulación de sonidos producidos por materiales como el pelaje de un conejo, caracoles y látex. El legendario cineasta Rainer Werner Fassbinder (QEPD) se contonea entre las páginas del libro mientras yo fantaseo sobre como sería oda compuesta por Matmos al director. De pronto sería una aria musicalizada por alguien que esnifa montañas de cocaína mientras acaricia la carne escarchada de jóvenes anónimos mientras un narrador en off recita líneas de Fausto. Repite después de mi: "Me entrego al frenesí/Al placer más doloroso". Lo que Matmos logró en A Rose Has Teeth in the Mouth of a Beast es una paradoja mental: una biografía sin palabras. Eso es lo que yo llamo brujería.

3. Oneohtrix Point Never's Instagram dog

Daniel Lopatin alguna vez confesó que lo único que quería crear era alguna "Mierda Fantasmagórica", y su video de cinco segundos de un perro biomecánico ladrando es una manifestación de ese impulso. La textura metálica del último ladrido exalta todo aquello que podría ser mutante. Este video es la prueba de que todo artista es Victor Frankenstein, intentando esculpir o electrificar alguna mierda que encuentran cruda dentro de su imaginación para poder sacársela de la mente.

El perro de Lopatin podría estar relacionado al perro de The Thing o el mansito tóxico de Frankenweenie, de Tim Burton, que vuelve de la muerte. O puede que sea Void, el perro de Ezra, el desadaptado héroe puberto de su último álbum, Garden of Delete. Ese CD infectó por completo el mundo de This Young Monster, porque trata la adolescencia como una fase en la que te transformas en una especie de criatura enferma. Hay un capítulo del libro llamado "Untitled (Freak)" que está acompañado por la fotografía de Diane Arbus y muchos de sus trabajos acerca de esa desorientación. Pero Garden of Delete también recrea un panorama lleno de rencauches de los desechos de la cultura pop; es la realidad, pero está resumido de tal forma que me lleva al cielo. Está saturado de voces raras, algunas demoníacas, algunas casi humanas, otras simplemente solitarias—y algo que siempre me ha obsesionado son las manipulaciones vocales—. ¿Qué pasaría si yo no tuviera una voz propia? Podría ser una niña, un hombre lobo o un zombie; podría ladrar hasta la muerte. Todo esto está dentro del perro.

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4. Clu Gulager - A Day with the Boys

Nadie puede explicar qué cornucopia de sustancias químicas ingerían los niños de esta inquietante alegoría de Vietnam, pero cuando puer aeturnus te sonríe súper jodido en el último cuadro del video, sabes que has visto algo maravilloso. Creo que lo que sucede es que hay una banda de niños aullando como hienas mientras muere el verano, todo es color naranja Halloween, todo sucede en cámara lenta para agregar una melancolía extra, y entre una ambientación como de Peter Pan, podemos ver como matan a balazos a un idiota en sus treintas y entierran su cadáver en una fosa. Mientras escribía acerca de las fotografías de Larry Clark de skaters adolescentes locos por la velocidad que persiguen el olvido, me repetía esa película por horas. Las cosas se ponen sangrientas, las melodías perdidas de los carruseles flotan en el aire, el sol se torna psicotrópico y las trompetas fúnebres tocan un réquiem por aquella infancia encantada. Parce, el LSD nunca fue tan bueno como esto.

5. Julee Cruise - Floating into the Night and "Nocternal Obeisance" by Bathory

Una de las cosas más curiosas de la Alice de Louise Carroll es que nunca nos dice en sus libros lo que pasa en el País de las Maravillas en las noches, así que decidí resolver el misterio inventando una hellcat Alice adolescente que se trasnocha y nos narra un capítulo del libro que se suena a Gummo. Luego recordé que Julee Cruise, la cantante de Twin Peaks, había conjurado a una Alicia nocturna mucho antes en este CD donde interpreta la ingenuidad perdida en un panorama onírico—cuando "un perro y un pájaro están lejos", ten cuidado—. Alejándonos de "The World Spins" de Cruise, y acercánodonos a esa canción nórdica que honra la continuidad ecológica entre Twin Peaks y el black metal, entendemos

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la idea de que los bosques son zonas de encantos oscuros. Si entiendes bien el mix, te sientes como Hansel y Gretel, alejándote de casa para ir a un mundo lleno de malevolencia supernatural.

6. Nirvana - "Endless Nameless (Live on Halloween Night 1991)"

El libro termina sintiéndose embrujado por la energía negativa de Kurt, lo que probablemente se deba a mi fascinación por su representación como un fantasma del trash en la biografía Heavier than Heaven. Aquí está el sonido producido por un joven que solía quedarse en casa con sus gatos, haciendo collages que mezclaban fotos de Kiss, de vaginas infectadas, muñecas mutiladas y trazos vagos hechos con latas de aerosol. No sabía que la música podía sonar tan desconsoladamente trastornada antes de sumergirme en el "Endless Nameless." El mood varía entre un desespero salvaje y un terrible anhelo, puede confirmarlo viendo a Kurt rimando "mother" con "summer". Era catártico y confuso de escucharlo a mis 11 años, mientras mis sueños de convertirme en vampiro desaparecían. ¿Será que esto atrajo a un montón de niños hacia Sonic Youth y Fennesz, o estarían demasiado asustados escuchando como Kurt le vomitaba repetidas veces a su padre, a sí mismo y a todo el mundo la frase "go to Hell" como si lo estuvieran exorcizando?

7. Grouper - Dragging a Dead Deer Up a Hill

Dragging a Dead Deer Up a Hill es una madeja de ecos entre la voz de Liz Harris y una guitarra revoloteando por todos lados. Es como estar en el centro de una hermosa telaraña. Imagina que si la pequeña Cecilia Lisbon de The Virgin Suicides escuchara este álbum durante su mórbida depresión, de pronto hubiera estado bien y no se hubiera cortado las venas en la tina familiar. De pronto no, quién sabe. Harris aparece en la carátula como una pequeña muñeca gótica de seis años cuya madre le tomó una foto rápidamente. Se ve tan real y autorregulada, que podría estar jugando a las escondidas con Voldemort. Pregúntale si puedes jugar también, suena muy divertido.

This Young Monster de Charlie Fox's ya está disponible en Fitzcarraldo Editions.